La pandemia de la Covid-19 también trajo algunas cosas positivas. Es el caso de Morna, una pequeña empresa de artesanía que puso en marcha la barquense Ana Sotuela. Esta joven se formó en Historia del Arte y Arqueología, pero el destino le llevó a trabajar en un taller de joyería tras realizar un curso. Cuando llegó la Covid-19 no sabía que hacer y decidió emprender.
Fue entonces cuando nació Morna. Su hermana es joyera, por lo que tuvo una gran ayuda a la hora de poner en marcha la marca. Lo primero fue crear el pequeño taller en el que ahora da vida a las piezas que diseña. «La pandemia me dio el empujón y fue lo mejor que me pudo pasar y que pude hacer».

Desde entonces, Morna ha sacado 4 colecciones. Todas ellas hechas a mano, pieza a pieza. «Son diseños sencillos, geométricos, con texturas brillantes». Ana realiza cada joya desde cero. Diseña, recorta, da calor, pule... Todo con sus manos. «Es un proceso de trabajo largo. En algunos casos me puede llevar hasta 5 días».

Y es que la artesanía es una labor «muy trabajosa, aunque satisfactoria. Haces algo con las manos y llegas hasta el final, que es lo mejor».

Además de las piezas de las colecciones, Ana está abierta a encargos personalizados, algo que asegura que agradece «porque salgo de lo que hago siempre, me pongo retos y me da nuevas ideas».

En los próximos meses Morna lanzará una nueva colección. Sus productos pueden adquirirse a través de la web o las redes sociales, pero también es fácil encontrarnos a Ana en las ferias que se realizan en la comarca.