El arte que nace en silencio: la pasión introspectiva de Lola Doporto

El arte que nace en silencio: la pasión introspectiva de Lola Doporto
Hablamos con la pintora barquense que expone estos días en O Barco e inaugura exposición en el Liceo de Ourense el próximo 18 de noviembre

La conversación con Lola Doporto nos desvela a una artista profundamente conectada con su obra y consigo misma. Su serenidad se refleja en sus palabras, y en su mirada se percibe intensidad, curiosidad y una pasión latente. Aunque siempre sintió una atracción por el arte, no fue hasta hace unos años que decidió compartir su talento con el mundo.

Así habla sobre relación con el arte. «Empecé pronto, pero no me decidí a enseñarlo hasta hace relativamente poco, cuando empezaron a animarme», confiesa, recordando con nostalgia esos primeros pasos que la impulsaron a abrirse.

Autodidacta y sin pretensiones, Lola ha moldeado su estilo sin buscar etiquetas. «A veces me dicen, ¿qué técnica? Y digo, pues no lo sé, yo pinto, hago, borro, vuelvo a hacer», explica, con gran honestidad. Este método, intuitivo y casi impulsivo, le ha permitido encontrar una expresión única, una voz propia que plasma en cada una de sus obras, en cada una de sus 'cabezas'.

Obras de Lola Doporto en Mirarte

Influencias en su obra

Entre las influencias que han marcado su trayectoria, Lola menciona a artistas como Goya, con quien comparte una admiración profunda por las emociones intensas que transmiten sus obras, especialmente las de su etapa negra. También se siente cautivada por el colorido vibrante de Matisse y por la fuerza expresiva de Lita Cabellut, cuyo enfoque contemporáneo en los retratos ha inspirado su propia búsqueda artística.

Sin embargo, es Antón Pulido quien ocupa un lugar especial en su corazón: «Fue su obra la que me emocionó hasta el punto de tener que sentarme. Nunca me había pasado algo así». Esta mezcla de influencias le ha permitido construir un lenguaje propio, donde la los rostros, la emoción y el color son protagonistas.

El proceso creativo

Antes de que una obra cobre vida en el lienzo, Lola la visualiza en su mente. Puede tardar semanas, incluso meses, en darle forma internamente. Es un proceso profundo y silencioso en el que cada detalle toma su lugar, y solo cuando tiene claro lo que desea plasmar, se sienta frente al caballete y empieza a pintar. «Primero le doy muchas, muchas vueltas… y de pronto, cuando lo tengo... empiezo. A veces son tres tarders, otras quince días, un mes, o incluso más tiempo», relata, describiendo un proceso que se repite, pero que es distinto en cada pintura.

Un momento decisivo en su vida fue la superación de una enfermedad. Ese suceso marcó un antes y un después, dándole el valor necesario para dedicarse al arte con entrega. «Fue ahí cuando empecé a soltarme más… me hace bien pintar, me gusta lo que estoy haciendo, y quiero seguir», dice con una sonrisa suave y contenida. Y fue la admiración de un mentor lo que la animó a compartir su obra: «Antón Pulido me dijo, ‘Neniña, bótalle horas e tíralle por aí que me gustan as túas cabezas’, y ahí fue cuando dije, bueno, vamos a enseñar», recuerda divertida.

Durante la lectura del pegrón deAs Festas do Cristo del año 2022

El camino de Lola no ha sido fácil. Reconoce el miedo inicial a las críticas, la sensación de pérdida al desprenderse de sus cuadros. Cada venta representa para ella un pequeño duelo, pero también una alegría al saber que alguien más disfrutará de su trabajo. «Alguien me dijo, ‘piensa que yo voy a tenerlo en mi salón y voy a disfrutarlo’. Y entendí que compartir mis obras también es parte de ser artista», relata emocionada.

Lola es consciente de las dificultades a las que se enfrenta cualquier creador al dar el paso hacia la visibilidad, cuando decide exponerse a los ojos y, por tanto, a la crítica de los demás. A quienes, como ella, guardan su arte en silencio, les dice: «Que lo enseñen, que cuesta, pero que lo hagan. Hay muchísima gente con talento, jóvenes y mayores… seguro que a alguien le hace sentir algo».

Exposiciones abiertas

Estos días podemos ver su obra en Mirarte, en Miranda Moda, donde las 'cabezas' de Lola conviven con los maniquíes como espectadores intentando desentrañar la esencia de cada cuadro. Pero también se fijan los viandantes. Lola recuerda que «veo que la gente se para y comenta» Incluso un hombre llegó a pedir su contacto solo para llamarla y darle la enhorabuena por su obra, «me emocionó muchísimo».

Obra de Lola Doporto en Mirarte

Además, el día 18 de noviembre su exposición 'Morriña de Estrellas' llega al Liceo de Ourense. En esta muestra, que ya se ha podido ver en varias localidades gallegas, es un reflejo de su visión del Pórtico de la Gloria y del Camino de Santiago. Entremezclando figuras religiosas y símbolos de la cultura gallega, dio vida a una serie de obras que no solo representan su tierra, sino también su forma de sentir el arte.

Su versión de Santiago Apóstol, por ejemplo, es una interpretación personal: sin pelo, con una barba expresiva, como si su mirada pudiera seguirnos desde el lienzo. Para Lola, el arte es más que técnica; es una búsqueda de espiritualidad, una conexión profunda con lo que representa.

También podemos ver su trabajo en la portada de Nós, a Xente do Redor, una revista cultural gallega que se ha consolidado como un espacio de encuentro para diversas expresiones culturales de la región. Desde su lanzamiento en 2020, ha publicado varios números, cada uno enriquecido con contribuciones de escritores, poetas, pintores y otros artistas gallegos.

Portada de la revista Nos a Xente do Redor

Contemplando la obra de Lola se aprecia el testimonio de una vida llena de aprendizaje, de una pasión contenida que finalmente encuentra su libertad en cada pincelada. «A mí me gusta lo que hago, cómo lo hago, y entiendo que puede gustar más o menos, pero yo disfruto haciéndolo. No hay más». Así se despide Lola, con una elegancia serena, dejando tras de sí una invitación implícita: visitar su exposición y sentir aquello que solo su arte es capaz de evocar.

Puedes escuchar la entrevista completa aquí