
Se acerca el día de Todos los Santos y Valdeorras ya se prepara para celebrarlo de la manera más tradicional. Los camposantos relucientes, llenos de flores, y en las iglesias, mucho ajetreo. En la de Rubiá, un joven párroco se enfrenta a su primer día de Santos con nervios pero «con mucha ilusión». D. Daniel Pérez Quintela llegaba a la comarca antes de que a D. Herminio Iglesias le trasladasen a la parroquia de San Antonio, en Ponferrada. De hecho, este giro de los acontecimientos pillaba a ambos por sorpresa, aunque con los deberes hechos. Y es que «en mi etapa de diácono, el obispo me envió a aprender la forma de hacer de D. Herminio».
Así pues, en el mes de agosto, llegaba el anuncio y el nuevo párroco se hacía cargo de las parroquias de Rubiá, Oulego, Corzo, Real, Robledo, A Veiga de Cascallá, Vilanova, Forcadela, Barrio, Castelo, Covas y Biobra. Para D. Daniel es una suerte «haber podido conocer a los fieles y que ellos me conociesen a mí antes de dar este gran paso, así que lo afronto con ilusión».
D. Herminio era conocido en Valdeorras por ser un sacerdote cercano, con el que la conversación fluye, y cuya tranquilidad transmite en cada palabra que sale de su boca. Un sacerdote «muy querido y que ha puesto el listón muy alto», ha explicado su pupilo. Aunque lo cierto es que, tras el sosiego y la paz constantes propios de su manera de ser, se escondía una energía inagotable que le acompañaba cada día en sus eternos viajes por rutas enrevesadas propias de la orografía de la montaña valdeorresa.
Llegada la celebración del Día de Santos, D. Herminio ofrecía la mejor versión de sí mismo, proyectando aún más si cabe la energía mencionada para conseguir llegar a tiempo a cada misa prevista en su programa. Este año, seguramente veremos estrenarse en la carrera a D. Daniel que, como todo cura de pueblo, ha de aprovechar cada minuto para poder atender todas las demandas. «Voy a ir a los mismos pueblos a la misma hora, me he propuesto continuar lo que él hacía; es cierto que hay que esforzarse más pero también es mucho más gratificante porque las parroquias te dan más cercanía, más contacto con las personas».
Y como siempre en la vida, unos vienen y otros se van, en la parroquia de San Esteban de A Rúa Vella dirán adiós a su párroco D. Severino Pérez, que ha elegido poner punto y final a 51 años de sacerdocio precisamente el día de Santos. Un merecido retiro, tras una jubilación ya anunciada, que realizará a partir de esta fecha tan señalada.