Cada vez que tiene que salir a pastorear Ady, una perrita Border Collie de seis años, se convierte en la protagonista de un espectáculo de agilidad e inteligencia. Fue adoptada a un criador, y su nueva familia, dedicados a la ganadería y el adiestramiento, la ha convertido en una auténtica experta en pastoreo. A su lado, aun aprendiendo el oficio, tiene a dos cachorritas.
Con un repertorio de órdenes claras y específicas —“derecha,” “izquierda,” “para adelante,” “para atrás”— Ady entiende a la perfección cuándo y cómo actuar, en un lenguaje único que evita confusiones con las órdenes de la vida diaria. De esta manera se centra en palabras cortas que tienen un significado distinto dependiendo del contexto.

«Hay que tener cuidado con los Border Collie», comenta su dueño, «se obsesionan con su trabajo y, en este caso, con vigilar el ganado. Mientras las ovejas estén a la vista, está en calma, aunque tenga que reprimirse un poco». Basta un mínimo movimiento del rebaño para que Ady, alerta y profesional, haga un amago de acción; es algo que lleva en su naturaleza, explica su dueño: «Esto es lo que todo el mundo quiere, un peón loco por trabajar».

Para trabajos de esta índole, con dos o tres días, con una hora de entrenamiento, ya están listos para salir al campo. Para hacer demostraciones en público, el entrenamiento requiere algo más de tiempo, aunque estos perros lo llevan dentro.