La Diabetes es una enfermedad que implica que los niveles de glucosa —azúcar— de la sangre están muy altos. Entre el 10% y el 15% de la población sufre esta patología. El pasado 14 de noviembre se celebraba el Día Mundial de esta patología, la cual pueden afectar al desarrollo neurológico y del crecimiento si no se trata en edades tempranas.
Dentro de esta enfermedad, hay dos grandes grupos. La denominada como "tipo 1" es aquella que afecta a la mayor parte de los niños. «Se debe a una predisposición genética, aunque se desconocen las causas», asegura Gemma Novoa, responsable de la Unidad Endocrinología Pediátrica del CHUO. En estos casos el páncreas deja de producir insulina y es necesario aportarla desde fuera.
La diabetes "tipo 2" «suele afectar a las adultos, aunque ya hay algún diagnótico pediátrico». En estos casos las causas son la obesidad, el sobrepeso, los malos hábitos alimentarios y la falta de ejercicio. «Aquí se insiste en la buena alimentación y el ejercicio. Si con eso no lo conseguimos, se pasa a los antidiabéticos orales. Y en último caso, a veces, es necesario administrar insulina».
Entre los síntomas, la de tipo 1 suele manifestarse en niños que «debutan con extrema necesidad de beber, van mucho al baño y necesitan comer mucho, sobre todo carbohidratos. «Adelgazan y suelen estar muy cansados».
Es de gran importancia mantener la glucosa, ya que si está elevada afecta a todo el organismo. Puede provocar insuficiencia renal, desencadenar ceguera o el denominado pie diabético. Además, suelen curar mal las heridas.
Por ello, ante cualquiera de estos problemas, es importante acudir a un pediatra para encontrar el tratamiento adecuado.