viernes. 13.06.2025

Desde Valdeorras y con un confinamiento en Perú

Rubén Anta es natural de O Barco pero se encontraba en Perú cuando el coronavirus le impidió volver a casa

SOMOSCOMARCA: ¿Cómo se vive una situación así?

RUBÉN ANTA: De manera complicada sobre todo por estar tan lejos de tu familia; más en una situación en la que el gobierno nacional llego a poner toque de queda. Nosotros estábamos en una ciudad costera que se llama Talara. En ella hay una refinería muy antigua que se está remodelando, con un proyecto de más de 4000 millones de dólares. Estábamos tranquilos hasta que empezaron a surgir casos en la capital, Lima (en España la situación ya estaba desbocada) hasta que la empresa pidió un confinamiento total. Nosotros estábamos en un micromundo porque vivíamos en una urbanización con el acceso restringido.

Estábamos en una ciudad un poco aislada; con dos hospitales públicos. Uno no estaba autorizado para tratar COVID y el otro no tenía oxígenos: Llego a haber un mercado negro de bombonas de oxígeno a precios muy altos y mucha gente se murió por eso.

SC: ¿Cuándo pudo volver a España?

RA: No tuve posibilidad de volver, hasta el mes de mayo no comenzaron a movilizarse los españoles de nuestra empresa y todavía no había vuelos comerciales, que a día de hoy todavía están restringidos; son vuelos humanitarios de repatriación.

SC: ¿Cómo vio la situación en España cuando llegó?

RA: Ves diferencias porque aquí hay infraestructuras sanitarias. Allí hay preocupación porque los casos no disminuyen. Aquí veo más alegría pero hay cierta “alegría”, sobre todo entre gente más joven. Allí todavía hay restricciones: toque de queda, confinamiento los domingos para evitar reuniones familiares. Además en los transportes públicos también hay que llevar careta; que me sorprendió cuando llegue aquí al aeropuerto. Yo me hice una prueba e hice mi propio confinamiento; porque vivo con mi madre pero no nos sometieron a ningún control y nos llamó la atención.

Allí la gente está más concienciada aunque es verdad que pro las propias infraestructuras que tienen es difícil evitar aglomeraciones en algunos puntos como supermercados. La verdad es que el número de contagios es muy similar; nadie ha estado preparado para luchar contra este virus.

Desde Valdeorras y con un confinamiento en Perú