viernes. 29.03.2024
O Barco

En el San Mauro por Navidad

Pepe está sentado a la barra del bar bebiéndose un tinto, disfrutando de la compañía, algo que tiene por costumbre desde hace tantos años. A su lado, un cliente habla en inglés con Joaquín, el dueño, que le despide hasta la próxima sin dejar de organizar platos y cubertería tras el mostrador. Un veloz camarero ultima sigiloso los detalles de un comedor al que ya no le quedan mesas que reservar desde hace semanas, y que ha colgado el cartel de completo antes siquiera de empezar a pensar en las fiestas. Estoy en el San Mauro y es Navidad.

He venido a elegir menú para una comida de Reyes, pero he llegado tarde. No hay ni un hueco. Es viernes 15 de diciembre, hoy comienzan las cenas de empresa. Joaquín comenta, agenda en mano, que a partir de hoy, noche tras noche hasta el 24, están casi completos. Parece que la tendencia ha cambiado con respecto a estos últimos años y la gente no sólo se anima más a salir, sino que también, se permite elegir un menú para un bolsillo más pudiente. El número 5, desde luego está triunfando. Quizás sea por ese rape marinado con tan buena crítica, la misma que reciben sus parrilladas de marisco o esos platos de cordero asado.

O quizás sea por el trato amable y profesional que reciben los comensales, sello de la casa, impuesto por la última gerencia de un restaurante emblemático en la villa, cuya fama no ha eclipsado la labor de este hostelero por vocación. De los que ya pocos quedan. De esos que tienen una historia detrás que no deja indiferente a nadie.

La historia del economista empleado en una multinacional belga que deja su cómoda vida tras reunir el dinero suficiente para comprar el Restaurante San Mauro y dedicarse así a su gran pasión, la hostelería. La historia de Joaquín y su mujer, Divina, que aprendió de su marido a ser la mejor cocinera, hoy superando a su maestro. La historia de cada camarero que trabaja impecable tras la barra, entre las mesas, aleccionado por un dueño perfeccionista y enamorado de su trabajo.

El caso es que al final, no he podido reservar una mesa. Así que voy a optar por encargar la cena, que está muy de moda. Tanto que ya llevan 132 encargos para Nochebuena y casi el doble para Fin de Año. Por lo que me cuenta Joaquín, es muy sencillo, sólo tengo que llamarles y sobre el menú standard, elegir lo que me apetezca. Y lo cierto es que se amoldan a lo que les pidas. Así que será mi última opción, solución perfecta por otra parte. Aquí les dejo el teléfono, por si se animan, y unas fotos, para que puedan verlo. La cata ya, cada uno en su casa.

En el San Mauro por Navidad