La climatología no era la más propensa pero aun así A Veiga no se acobardó y los foliones y comparsas desfilaron por las calles del concello. Lluvia, en incluso nieve en algunos puntos del municipio, hacían desconfiar de la celebración del desfile de Entroido pero finalmente, los bombos comenzaron a sonar y las calles se llenaron de los sonidos de este carnaval.
Desde el pabellón a la plaza del Concello recorrieron la rúa Nova, a Pateira, para volver de nuevo el pabellón donde esperaba un suculento menú con el que calentar el cuerpo.
Los folións y comparsas llenaron de color y sonido las calles. Incluso algunas “pequeñas abejas”, decidieron poner en valor, también en Entroido, la Miel de Trevinca. Pero sin duda, los verdaderos protagonistas fueron el Charrelo y el Buey, figuras recuperadas de la tradición popular. En este sentido, el alcalde Juan Anta anunció que estudian recuperar una nueva figura con el fin de no olvidar el origen de este carnaval tradicional.
Y es que el Charrelo salía en el Carnaval acompañado por el Buey y el Cinceiro para recorrer todas las casas del pueblo de una punta a otra, donde le daban chorizos, vino y castañas.
Tras finalizar el desfile, unas 500 personas se dieron cita en el Pabellón para la decimocuarta edición de la fiesta de la Soa. Tal y como señaló la cocinera de este suculento manjar, el menú se componía de sopa de cocido, garbanzos, repollo y patata además de lacón, soa, chorizo, patata, oreja, bica, licores y café. “Tenemos cerca de 500 kilos de carne, 250 de patatas y verdura y 40 kilos de garbanzos”, anunciaba.
Pero el entroido de A Veiga no finaliza aquí dado que el sábado celebrarán su primer encuentro de folions organizada por el folión de A Veiga, Sones de Trevinca.