Solidaridad, investigación y esperanza frente al cáncer de páncreas

Solidaridad, investigación y esperanza frente al cáncer de páncreas
Todo preparado para la VIII Carrera de las Ciudades en Vilamartín de Valderorras este domingo, una iniciativa que busca recaudar fondos para la investigación del cáncer de páncreas

Hay cifras que se quedan grabadas. Cuando la Asociación Cáncer de Páncreas (ACANPAN), empezó a organizar iniciativas solidarias contra el cáncer de páncreas en Vilamartín de Valdeorras, la tasa de supervivencia a los cinco años apenas alcanzaba el 5 %. Ocho años después, ya roza el 8 %.

Un avance pequeño en apariencia, pero enorme para quienes viven esta enfermedad de cerca. «Nos da esperanza. Es el lema de este año y lo sentimos así: se están produciendo avances», explica Eva Iglesias, una de las caras visibles de la asociación en Valdeorras.

Este domingo, el municipio volverá a volcarse con la Carrera de las Ciudades, que celebra su octava edición en Vilamartín dentro de un proyecto que ya es la mayor iniciativa solidaria en España destinada a financiar la investigación del cáncer de páncreas.

Todo lo recaudado a través de las inscripciones —12 euros los adultos, 6 los menores de 16— se destina íntegramente a las becas de investigación que impulsa ACANPAN junto a las sociedades científicas AEG y AESPANC. Dos de esas becas, dotadas con 100.000 euros cada una, se entregaron el pasado 4 de noviembre.

Una enfermedad que avanza y afecta a personas cada vez más jóvenes

El cáncer de páncreas continúa siendo uno de los tumores más letales. La previsión de diagnósticos no deja de crecer: de unos 9.000 casos anuales en 2019 a los 10.000 previstos para 2026. Y hay un dato que preocupa especialmente al colectivo: la edad. «Hemos conocido casos de 36 años y otro de 28 que está contando su proceso en redes. Cada vez es más frecuente ver pacientes jóvenes», afirma Eva.

Según los datos que maneja ACANPAN el diagnóstico llega tarde en el 80 % de los casos, no existen métodos de cribado y la enfermedad presenta una de las supervivencias más bajas, con menos del 8 % de pacientes vivos cinco años después del diagnóstico. Aun así, el informe insiste en que existe margen para avanzar: más investigación, acceso equitativo a ensayos clínicos, formación específica en síntomas de alarma, apoyo a familias y cuidadores, y una red nacional de centros de referencia.

La organización de la carrera lleva meses en marcha y moviliza a decenas de personas. «Es mucho trabajo, casi terminar una edición y empezar la siguiente. Documentación, solicitudes a empresas, gestiones administrativas… pero lo hacemos con gusto», reconoce Eva. El apoyo de los voluntarios es determinante. «Hay gente que nos dice: “Cuando vayáis a hacer esto o aquello, avisadme”. Esa implicación da una tranquilidad enorme».

El año pasado participaron 888 personas y este domingo confían en superar esa cifra. Solo por la mañana ya había más de 650 inscritas en la plataforma, a falta de sumar parte de las presenciales.

El evento cuenta además con una red de empresas colaboradoras que asumen los gastos necesarios para que la recaudación de inscripciones se destine íntegra a investigación. «Es igual de gratificante recibir ayuda de una empresa grande que de una pequeña. El esfuerzo es el mismo», señala Eva.

Semillas para el monte quemado y un recorrido que mira al futuro

El incendio que afectó este año a Vilamartín llevó a las organizadoras a plantearse incluso si celebrar o no la carrera. Tras hablar con el alcalde, la respuesta fue clara: sí, adelante. Y de aquella duda nació una idea nueva: repartir bolsitas de semillas donadas para que los participantes las depositen en las áreas más dañadas del recorrido. «Queríamos aportar algo a la recuperación del monte», explica Eva.

La andaina corta será accesible para carritos y personas con movilidad reducida. La carrera y la andaina larga subirán hasta Correxais, desde donde se observará el contraste entre las zonas verdes que se mantienen y las que quedaron arrasadas.

No importa si se corre, se camina o simplemente se colabora. «Aunque alguien no vaya, su inscripción se destina a la donación. Todo suma», recuerda Eva. Y en Vilamartín, donde la solidaridad se ha convertido en costumbre, sumar significa algo más que participar en una carrera: significa seguir empujando para que ese 8 % siga subiendo.

Puedes escuchar aquí la entrevista completa: