Alrededor de treinta personas decidieron adelantar sus relojes —y también el espíritu festivo— para vivir una forma diferente y original de despedir el año. Lo hicieron caminando, compartiendo y celebrando juntos, en la ya tradicional andaina de “As Primeiras Uvas en Correxais”, una cita que volvió a demostrar que no hacen falta grandes artificios para dar la bienvenida al Año Nuevo.
La aventura comenzó a las ocho de la tarde en Arnado, desde donde el grupo emprendió camino hacia Correxais por la conocida Senda da Santa Compaña. Un recorrido nocturno cargado de simbolismo, camaradería y conversación, con el objetivo claro de llegar antes de las campanadas… aunque estas, por una vez, se adelantaran en el calendario.
Y así fue. Poco antes de las diez los caminantes alcanzaron Correxais, donde celebraron las 12 campanadas y tomaron las primeras uvas del nuevo año, despidiendo simbólicamente el 30 de diciembre como si ya fuera día 31.
Todo ello en un entorno privilegiado, con unas espectaculares vistas sobre el valle del Sil y con la iglesia de San Pedro y los restos del antiguo monasterio trinitario del siglo XVIII, primera academia de enseñanza de la comarca, como silenciosos testigos del momento.
Junto a la mesa, una gran hoguera servía de refugio para los caminantes, que se acercaban a ella para entrar en calor, ya que la noche rondaba los cero grados y el frío se hacía sentir hasta en los huesos. Las llamas, además de combatir las bajas temperaturas, aportaron un ambiente acogedor que invitaba a la conversación y a compartir el momento.
Entre los participantes se encontraba el alcalde de Vilamartín, Enrique Álvarez Barreiro, que no quiso perderse esta iniciativa que aúna deporte, tradición y convivencia, y que cada año gana más adeptos.
La propuesta no podía ser más sencilla —y quizá ahí radique su encanto—, caminar juntos, subir y bajar por la senda, disfrutar del paisaje, compartir conversación y llevar algún petisco navideño para poner en común. Sin prisas, sin formalidades y con la única intención de celebrar la amistad y empezar el año con buen pie.
Una manera distinta, saludable y entrañable de despedir el año y recibir el nuevo, demostrando que, a veces, adelantar el reloj es solo una excusa para adelantarse a la felicidad.
