Valdeorras, tierra estratégica que revive su pulso minero con Penouta y A Gudiña

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La mina de coltán de Penouta cambia de propietarios y aspira a una explotación “ética”, mientras A Gudiña activa una inversión sueca para producir wolframio y generar más de un centenar de empleos

La historia minera de Valdeorras y su entorno vuelve a reescribirse. Zonas donde durante décadas la pizarra o el wolframio marcaron el ritmo económico, recuperan ahora protagonismo gracias a dos proyectos de especial importancia para la industria europea: la mina de coltán de Penouta, en Viana do Bolo, y la nueva explotación de wolframio en A Gudiña.

Penouta, el renacer de un yacimiento estratégico

La mina de Penouta vivía desde hace años entre cierres, tensiones judiciales y debates sobre su gestión. Ahora, con nuevos propietarios, afronta una etapa que sus responsables definen como “minería ética”. La empresa adjudicataria, de capital australiano, se hizo con la explotación tras una subasta judicial y plantea un modelo transparente para la extracción de coltán, estaño y niobio, minerales considerados críticos por la Unión Europea.

El plan presentado por los nuevos dueños incluye la reactivación progresiva de la actividad, con la promesa de certificar un suministro libre de conflictos. Lo cierto es que no llega exento de polémica dado que el accionariado incluye vínculos con capital chino, algo que ha despertado suspicacias por el carácter estratégico de la mina dentro de Europa. También persisten las dudas sobre los procesos judiciales pendientes y sobre la postura local, que durante años reclamó una gestión gallega.

Pese a ello, el potencial de Penouta es indiscutible. Las estimaciones preliminares hablan de reservas significativas y de una oportunidad para situar a Galicia como referencia en la cadena europea de minerales críticos. La sostenibilidad y el encaje social serán claves para que esta nueva etapa cristalice.

A Gudiña activa el wolframio y abre la puerta al empleo

A pocos kilómetros, la otra gran noticia minera llega desde A Gudiña. La empresa sueca responsable del proyecto ya ha iniciado la explotación de un yacimiento de wolframio que podría estar operativo comercialmente en 2026. El mineral, considerado estratégico para sectores tecnológicos y de defensa, vuelve al mapa ourensano con una inversión que supera los 3 millones de euros.

El proyecto prevé generar unos 35 empleos directos y más de un centenar indirectos cuando alcance pleno rendimiento. La empresa ha comenzado los trabajos de acondicionamiento, ha levantado su primera nave operativa y ha iniciado la contratación de personal. Los estudios geológicos apuntan a unas reservas de alrededor de 60.000 toneladas, lo que avala la viabilidad de la explotación.

Además del impacto económico, la compañía asegura que quiere integrarse en el entorno a través de colaboraciones con proveedores locales, trabajos preventivos contra incendios o proyectos con apicultores figuran entre los compromisos anunciados.

Una comarca que vuelve a mirar al subsuelo

Valdeorras y su entorno siempre han vivido con un pie en la superficie y otro en el subsuelo. La pizarra convirtió a la comarca en un referente internacional, pero la historia minera va mucho más allá. Ahora, con Penouta y A Gudiña, la región se adentra en una nueva fase marcada por los minerales que definirán la economía del siglo XXI.

Coltán y wolframio no solo representan negocio si no que también son piezas clave para reducir dependencias externas y garantizar la autonomía industrial de Europa. Esa relevancia convierte a estos proyectos en algo más que simples explotaciones: son apuestas de futuro con impacto territorial.

El reto, como siempre, será equilibrar oportunidades y cautelas. Empleo, inversión y modernización conviven con las exigencias ambientales, las dudas sobre la propiedad de los recursos y la necesidad de que la comunidad sea partícipe de las decisiones. Valdeorras vuelve a mirar hacia sus montes, esta vez con un horizonte marcado por minerales estratégicos que podrían situarla en el centro del tablero europeo.