Xoaquín Freixeiro: «A escola ten que ensinar a convivir, non só a estudar»

Xoaquín Freixeiro: «A escola ten que ensinar a convivir, non só a estudar»
El director de CEIP Plurilingüe Condesa de Fenosa defiende una escuela que educa en valores sencillos pero esenciales: convivir, pensar, cuidar y respetar y defiende que la educación no es solo enseñar, sino acompañar

Hay personas que no necesitan levantar la voz para que se las escuche. Xoaquín Freixeiro es una de ellas. Habla despacio, con esa claridad serena que tienen quienes piensan antes de contestar. Director del CEIP Plurilingüe Condesa de Fenosa de O Barco, lleva más de tres décadas en el mismo colegio. Entró como profesor de música y, con el tiempo, se convirtió en una pieza clave de su vida diaria. Hoy, al frente del centro, sigue hablando más de personas que de normas.

«Somos un centro de integración, gústanos ser diferentes, pero iguais en dereitos», dice con naturalidad. No lo plantea como un lema, sino como algo que se practica. En su colegio conviven alumnos de 17 nacionalidades, y eso, lejos de ser un reto, lo considera una suerte. «Todos chegan cunha mochila que non deben baleirar. É parte da súa identidade, e debemos valorala».

En sus palabras se adivina una manera de entender la educación muy sencilla y muy profunda: enseñar a convivir, a pensar, a mirar el mundo con criterio y con respeto. Freixeiro insiste en que la escuela debe ayudar a los niños a usar la tecnología con sentido. «As redes poden ser unha oportunidade, pero tamén un perigo. Hai que aprender a navegar con coidado e a distinguir o que é real do que non». Lo dice sin dramatismo, con sentido común, como quien habla de algo que ve cada día.

También cree en la fuerza de las pequeñas cosas: leer, caminar, comer bien, cuidar la naturaleza. En el Condesa de Fenosa las meriendas saludables y las salidas al entorno forman parte del aprendizaje. «Queremos que os nenos saian amando a natureza e aprendan a coidala», comenta. Su voz se ilumina cuando habla de la biblioteca. Allí lleva años organizando lecturas, una radio escolar y esos “apadriñamentos lectores” en los que los mayores leen cuentos a los pequeños. «Responden de marabilla», dice con una sonrisa que se le nota incluso sin verla.

Freixeiro no idealiza a las familias ni las culpa. Prefiere hablar de equilibrio. «É importante que se impliquen, pero sen restarlle autonomía aos fillos». Le preocupa ver niños con las manos en los bolsillos mientras sus madres cargan las bolsas. «Teñen que asumir responsabilidades, tamén iso é aprender».

De todo lo que cuenta, quizá lo más revelador aparece al final, cuando se le pregunta cómo le gustaría que lo recordasen. No menciona cargos ni proyectos. Solo dice: «Gustaríame que algún día, cando collesen un libro, pensasen: “A Xoaquín tamén lle gustaba que lesésemos”».

Ahí está su manera de estar en el mundo: sin ruido, sin imposturas. De esos maestros que educan con naturalidad, que dejan huella sin quererlo.

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