
Hablar de Paco Rego es hablar de un hombre que entiende el vino como pocos, pero también de un guardián del territorio y sus historias. Desde los años 70, este experto ha dedicado su vida a rescatar las variedades autóctonas de Galicia y a defender la conjunción única entre territorio y viña. «O viño non é só un producto, é memoria» dice Rego, quien el marte 3 de diciembre a las 16:30h compartirá su conocimiento y pasión con alumnos y profesores del Instituto Lauro Olmo de O Barco de Valdeorras, y también con las bodegas de la comarca.
La dura historia de las viñas en Galicia
Hablamos con él poco antes de esa jornada formativa. Preguntado por los momentos más difíciles de la viticultura gallega, Paco Rego recuerda: «Houbo unha época na que as viñas considerábanse case unha carga, algo residual». A la falta de productividad y la dificultad de obtener un rendimiento económico rápido, se unieron las enfermedades y plagas devastadoras, en los siglos XIX y XX, como el oídio, el mildiu y la filoxera.
A estas plagas se sumaron las guerras y los duros años de la posguerra. «O viño non era prioritario. Había que sobrevivir, e a xente emigraba buscando un futuro mellor», explica. La emigración vació los campos, dejando las viñas abandonadas y agravando aún más la situación del sector.
Además, las necesidades económicas llevaron a sustituir las variedades autóctonas por cultivos más productivos. «Era unha cuestión de pura necesidade: os cultivos de alta produtividade e rápido rendemento substituíron as variedades autóctonas, que eran menos rendibles», lamenta Rego.
El conocimiento sobre variedades como el godello también se perdió en esas décadas: «A xente deixou de saber como traballar estas uvas, que viños se podían facer con elas. Era como se a súa historia se borrara».
Un renacer a partir de los años 80
La llegada del estatuto de autonomía en los años 80 marcó un punto de inflexión. «Foi un momento de inflexión. Comezaron a recuperarse variedades autóctonas e a poñer en valor o potencial único de Galicia», relata Rego.
Uno de los grandes responsables de este resurgimiento fue Horacio Fernández -Presa, un pionero en la recuperación del godello. «Horacio foi un resucitador do godello, que estaba prácticamente extinguido,» destaca Rego con admiración. Este esfuerzo, sumado al de otros viticultores y técnicos, permitió que el godello pasara de ser una variedad olvidada a convertirse en un referente mundial.
Hoy, el godello resurge como una de las variedades blancas más reconocidas a nivel internacional. «O godello sempre estivo aí, esperando a súa oportunidade. O que faltaba era crer nel e no territorio», afirma.
Para Paco Rego, el éxito del godello es el resultado de una combinación única entre variedad y territorio. «É unha conxunción entre a variedade e o lugar. Aquí, en Valdeorras, o godello atopa a súa máxima expresión», asegura.
Comparando con regiones como Borgoña, subraya: «Podes replicar unha variedade noutro lugar, pero nunca a alma do territorio».

Sobre Paco Rego
Francisco —Paco— Rego Martínez es un referente en el mundo de la viticultura en Galicia, especialmente en la comarca del Ribeiro. Aunque nacido en A Mariña lucense, desde los 23 años ha estado vinculado a Ribadavia, donde trabajó más de cuarenta años en pro de los vinos gallegos. Inició su carrera en el Servicio de Extensión Agraria de Ribadavia y, desde 1994, en la Estación de Viticultura y Enología de Galicia (EVEGA) en Leiro.
Su filosofía se centra en la defensa de las variedades autóctonas, la apuesta por la calidad de los vinos gallegos y la recuperación de la tradición milenaria de los viticultores gallegos. En 2016, fue galardonado con el Premio Mágnum Honorífico “Vinolvidable” por su trabajo a favor del vino gallego.
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