sábado. 02.08.2025

Charo López: «La tienda está vacía, pero yo estoy llena de cariño»

Hablamos con Charo López sobre sus casi 40 años al frente de un comercio y sobre sus planes de futuro ahora que ha decidido jubilarse
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El local está en silencio. No hay clientas probándose pantalones, ni vestidos colgados en los percheros. Donde durante casi tres décadas se respiró moda, ahora hay estanterías vacías y perchas solitarias. Pero al cruzar la puerta, sigue estando ella: Charo López, la mujer que convirtió esta tienda en un referente de la moda de calidad en Valdeorras. Nos recibe con su sonrisa de siempre, aunque los ojos no engañan. Ha llorado, y le cuesta contener la emoción.

«Hoy estoy bien, ayer no tanto», reconoce mientras intenta mantener esa compostura alegre que la caracteriza. «Sé que todo tiene un principio y un final, y ya está, llegó el final». La tienda, donde antes costaba decidir entre modelos, está casi vacía. Tres vestidos de fiesta son los únicos que no encontraron nuevo hogar. «No voy a estar aquí por tres vestidos. Me siento feliz, porque la gente valoró la calidad de lo que tenía. Eso me lo llevo conmigo».

Y no es lo único. Se lleva también el cariño de cientos de vecinos que, durante estas semanas, han entrado no solo a comprar, sino a despedirse. «Algunas venían solo a darme un abrazo. Me decían “no sabía que cerrabas”. Me emocionó muchísimo». Y eso que, en realidad, el cierre estaba previsto para el 14 de agosto. Pero la noticia corrió, la clientela respondió, y las estanterías se vaciaron antes de tiempo y por eso adelantó el cierre al 31 de julio. Una despedida a la altura de quien ha vestido bodas, comuniones y días especiales con mimo y profesionalidad.

De la costura en casa a un icono local

Charo comenzó muy joven, cosiendo sus propias prendas porque no podía permitirse firmas de lujo. «Yo me cogía una tela un viernes y me hacía un vestido, una falda, un pantalón…», recuerda. Aprendió con dos modistas y con el tiempo se hizo un hueco, no como costurera, sino como diseñadora y asesora de confianza. «Cuando alguien venía y me decía “se casa mi hijo”, yo sentía más ilusión que ella porque fuese bien vestida. Eso es publicidad gratis», dice con esa mezcla de orgullo y humildad tan suya.

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Durante 36 años, primero en otro local y después en este, nunca cambió de marcas. Nunca cambió de equipo. «Somos las mismas desde hace 30 y pico años. Nadie se marchó. Eso es lo que más valoro». Tampoco cambió su filosofía: ofrecer calidad, asesorar con honestidad y tratar a cada clienta como si fuera única. «Siempre me dijeron: “Charo es cara, pero tiene buen producto”. Para mí, eso era suficiente».

Mucho más que moda

Su tienda fue también un lugar de conversación, de confianza, de encuentros. De esos comercios que ya escasean, pero que dejan huella. «Lo mío no era solo vender. Era disfrutar con lo que hacía. La gente lo notaba». Y aunque admite que hubo momentos duros —especialmente al principio, o durante la pandemia—, su balance es rotundamente positivo. «No sé si cambiaría algo. He sido muy feliz aquí».

El vértigo del lunes sin abrir la tienda ya está ahí. «Ayer me dio un bajón. Hoy ya estoy mejor. Sé que no voy a estar sentada en una silla, no va conmigo». Su siguiente reto está claro: una gran fiesta de jubilación, el 23 de agosto, con su gente. «Es lo que más ilusión me hace ahora mismo».

A Charo le gustaría que alguien tomase el relevo. «Si alguien siguiera con lo mismo, sería feliz. Yo ayudaría en lo que hiciera falta. Este local tiene buena luz, buena situación… sería bonito que siguiera siendo una tienda de ropa».

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Mientras hablamos, la emoción vuelve a asomar. Intenta bromear, quitarle hierro. Pero en cada frase se cuela el agradecimiento sincero. «Gracias, gracias y mil gracias. No tengo otra palabra para este pueblo. Sin la gente que vino a mi tienda, no habría sido nada».

Y ahí queda, vacía de ropa, pero llena de recuerdos, la tienda de Charo López. Un espacio que durante 29 años no solo vendió moda, sino cariño, confianza y elegancia. Como ella.

Charo López: «La tienda está vacía, pero yo estoy llena de cariño»