Francisco Narla: «El arte debe emocionar, y yo intento tocar el corazón de quien me lee»
Por mucho que uno lea sobre Rodrigo Díaz de Vivar, hay una pregunta que rara vez se formula: ¿por qué su hijo, Diego, murió luchando junto a los enemigos de su padre? Francisco Narla no sólo se la hizo, sino que decidió convertirla en la chispa que encendería El buen vasallo, su décima novela. Este domingo, el autor gallego visita la Feria del libro de O Barco de Valdeorras para firmar ejemplares y compartir su visión de la narrativa actual.
Nacido en Lugo en 1978, Narla publicó su primer libro en 2009 y desde entonces ha combinado su trabajo como comandante de línea aérea con la escritura de novelas históricas de éxito como Assur, Laín, El bastardo o Donde aúllan las colinas. Su sello es reconocible: pasión por los detalles, rigor histórico y una profunda humanidad.
«Yo siempre he buscado esas pequeñas joyas ocultas de la historia. Cosas que nos hacen arquear una ceja», explica. Así llevó a los vikingos a Compostela o a los samuráis a Sevilla. Esta vez se ha atrevido con la figura de El Cid, pero lejos del mito. «Lo que sabemos de El Cid es literatura, no historia. Y lo que descubrí me tocó muy de cerca. El hijo del Cid muere en la batalla de Consuegra al lado de los hombres que arruinaron la vida de su padre. ¿Qué separa a un padre de un hijo así? Yo, que tuve una infancia complicada, lo entendí desde dentro».
El buen vasallo entrelaza la tragedia de El Cid con la historia de su hijo Diego, y en palabras de Narla, busca emocionar, que es lo que pretende el arte: «Un libro, como un cuadro o una función de ballet, debe tocar el corazón. Si consigo eso, ya está».
Pero llegar hasta ahí no es fácil. Cada una de sus novelas requiere dos años de trabajo: uno de documentación —con viajes, lecturas, pruebas físicas e incluso recreaciones con herreros y arqueólogos— y otro de escritura. «Me subí a un caballo germano de batalla para probar lo que era luchar desde ahí. Me puse una cota de malla, un gambesón… todo lo que haga falta para no mentir al lector. Pero nunca olvido que escribo novela, no ensayo. La historia está para sostener, no para estorbar».
El título del libro alude a un verso de El Cantar de Mio Cid: «¡Dios, qué buen vasallo, si oviesse buen señor!». Pero para Narla, el juego es más profundo: «Habla de El Cid y el rey Alfonso VI, claro. Pero también de El Cid y su hijo. A veces el padre es el vasallo del hijo. Depende del momento de la vida».
Frente a la avalancha de novela histórica que inunda el mercado, Narla defiende su obra con honestidad: «Lo he hecho lo mejor que he podido. Con tripas, alma, y verdad. Como decía Hemingway, hay que sacar un trozo de uno mismo y ponerlo en el papel».
La pasión de Narla por contar historias no acaba en las letras. Su trabajo como comandante de avión ha sido, según dice, otra forma de alimentar la imaginación. «He podido conocer mundo, descubrir paisajes y culturas, buscar escenarios para mis libros. Y además, al principio me permitió pagar las facturas mientras escribía». Hoy vuela menos, pero no se ve dejando del todo los cielos.
¿Y el salto al cine o a la televisión? «Me encantaría, claro. Ha habido varios proyectos, pero siempre se han quedado a las puertas. La novela histórica es difícil de adaptar. Solo el vestuario de hace mil años asusta a cualquier productor».
Próximos proyectos
En septiembre llegará Ce, viento e xeo, una novela inspirada en la mitología gallega y el mundo marinero. Y Francisco Narla ya trabaja en lo que será su siguiente reto: una saga dedicada al Camino de Santiago que verá la luz en 2026. Un proyecto ambicioso que, según ha adelantado en exclusiva a este medio, combinará historia, espiritualidad y aventura a lo largo de la ruta jacobea.
«Para mí, lo más importante es que el lector se emocione, que salga distinto de como entró. Como contaba Bukowski, las buenas historias son como una pelea de bar: entras, no sabes ni cómo, acabas llevando unos cuantos sopapos y sales sangrando. Y no lo olvidarás en la vida».
Este domingo, Francisco Narla firmará ejemplares de El buen vasallo y participará en una charla-coloquio sobre narrativa actual en la Feira do Libro de O Barco. Una oportunidad para descubrir, de su propia voz, las verdades —históricas y emocionales— que recorren sus páginas.
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