En el año 1989 un grupo de amigos —Secundino García Orozco, Antonio Marín Nieves y Jose Luis Basalo— fundaron el que por aquel entonces se convertiría en el club náutico vienés, hoy club náutico de Viana do Bolo. Pidieron una subvención al Concello, así como la ayuda de los establecimientos de la zona, que también les dieron dinero, porque para poder crear el club necesitaban 100.000 pesetas. Y así dieron comienzo las primeras competiciones. Entre ellas, había una que se hacía en Viana, de puente a puente, y en la que la actual presidenta del club, Cristina Fernández, participaba siendo una niña. «Me acuerdo de ser pequeña y formar parte de esa competición», dijo.
Pasaron los años y las competiciones dejaron de hacerse, pero la gente seguía usando las piraguas a título particular, por lo que nuevamente hace unos 5 años aproximadamente, Cristina y tres amigos más —Manuela Hervella, Miguel Armesto y Fernando Hervella se unieron para reabrir este club, que ya tiene 60 socios. «A diferencia de los otros clubs que hay por la provincia nosotros no competimos», explicó Fernández. Sin embargo, sí que organizan una gran cantidad de actividades como windsurf, kayak, paddle board o supyoga.
Cuentan con una subvención anual que les concede el Concello de Viana do Bolo, y que este año les permitió comprar 5 tablas de SUP (stand up paddle board) y una vela de wind foil. En 2022 con el dinero de la ayuda, que asciende a 3.000 euros, compraron 3 piraguas de competición. «Siempre se invierte en la compra de material, remos, embarcaciones, chalecos, lo que haga falta en ese momento», explicó.
Además, promueven cursos de iniciación al piragüismo en los que también pueden participar los más pequeños de la casa. De hecho, este año han abierto la inscripción para hacerse socio a los menores de 18 años, siempre y cuando vayan acompañados por un adulto, ya que pretenden fomentar el interés por este deporte desde la infancia.
Asimismo, llevan a cabo rutas por el embalse de O Bao para que la gente le pierda el miedo y descubra la belleza que se esconde entre sus aguas. «Los recursos de Viana tienen un valor increíble, hay zonas que parecen fiordos, tiene playas de arena fina, pero la mayoría de la gente no los conoce» lamentó la presidenta del club. Por ello, realizan rutas diferentes para que descubran el embalse, y toda la belleza que hay a su alrededor, al mismo tiempo que comprueban en primera persona que es una zona segura, que no esconde ningún peligro. «Además, tiene una naturaleza increíble, hay zorros, ciervos, águilas, peces…», puntualizó.
En estas rutas los participantes también pueden practicar lo que Cristina Fernández denomina como «piragüismo arqueológico». «Debajo del embalse hay bastantes ruinas —tenemos casas, viñedos, traviesas, puentes medievales…— y como el embalse fluctúa, sube y baja, cuando hay mucha agua no se pueden hacer rutas arqueológicas, pero cuando el embalse está bajo se ven las ruinas que son muy interesantes», concluyó.
