El acto religioso congregó a cientos de personas el día grande de las fiestas y en una jornada marcada por intenso calor
O Barco vivió uno de los pasajes más especiales y emotivos de las Fiestas de O Cristo, la procesión de Jesús Nazareno. Una vez más, estuvo abarrotada. En esta ocasión, se desarrolló bajo un sol de justicia y elevadas temperaturas.
La imagen del Nazareno salió de la iglesia San Mauro, rodeada por la multitud, que teléfono en mano retrató la imagen de Cristo una y otra vez. Partió hacia la conocida «calle Oscura», atravesando el «corazón» del casco viejo —las calles Real y San Roque— hacia la calle Manuel Quiroga para regresar a la Praza Maior, donde se ofició la tradicional misa al aire libre.
La procesión fue encabezada por las entrañables y tradicionales Calantornias, «personajes» que forman una parte indisoluble de la esencia de las fiestas.
Durante la misma, sonó la música de un grupo de gaiteiros y las melodías de la Banda de Música de la villa, que acompasaron el acto religioso.
Asimismo, acudieron los cofrades, que además de expresar su devoción, lucieron la indumentaria morada propia de su Cofradía, el mismo color del manto del Nazareno.
Las autoridades municipales también asistieron, entre ellas el propio alcalde, Alfredo García, con su bastón de mando; la concejala Margarida Pizcueta y Aurentino Alonso.
Fue el día grande de O Cristo —aún cuando la jornada festiva se haya trasladado al próximo lunes—. Para los barquenses, las fiestas de O Cristo no serían nada sin su tradicional procesión, cuyo paso fue marcado por el fervor, la música y las Calantornias y cabezudos.