jueves. 28.03.2024
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Las Casillas de Peones Camineros, un trozo de historia en las carreteras

Hablamos con Xosé Luis Martínez investigador sobre este tipo de instalaciones a nivel nacional presentes aún en diversas carreteras

Durante muchas generaciones las Casillas de Peones Camineros se convirtieron en puntos de referencia para conductores o personas que simplemente circulaban por los viales, ya que este tipo de instalaciones fueron durante más de 150 años protagonistas en el mantenimiento de carreteras como la antigua N-120, actual OU-636.

En esta carretera todavía se conservan 3 de estas instalaciones desde Freixido de Arriba en el Concello de Larouco, hasta la última situada a 10 kilómetros a apenas 200 metros del Puente sobre el Río Bibei, aunque también hay en O Barco -en la Avenida Elena Quiroga-, otra en Sobradelo y otra en San Xusto, en la N-536 muy cerca del límite con Castilla y León.

Además en tiempos pasados hubo una en A Rúa, donde actualmente se encuentra la oficina de turismo de la localidad.

Xosé Luis Martínez, vecino de la localidad ferrolana de Mugardos y creador de la página casillasdepeonescamineros.es, -un proyecto que nació tras un accidente laboral y donde se puede encontrar información de más de 1.100 edificaciones- es el encargado de divulgar toda la información sobre este tipo de instalaciones, que de forma habitual se colocaban a una distancia de 5 kilómetros entre sí, que es más o menos equivalente a 1 legua.

Las Casillas de Peones Camineros disponían de 2 habitaciones para 2 trabajadores, además tenían un patio para plantar y tener recursos alimenticios, a parte de la cocina y el baño.

A lo largo de la historia -comenzó en 1799 bajo el reinado de Carlos IV, aunque realmente se instauraron en 1852- las casillas fueron cambiando su fisionomía, haciéndolas más grandes o más pequeñas en función de la necesidad, pero con la característica de que se hacían con materiales y la arquitectura de la zona. Además en estas instalaciones se indicaba la distancia con diferentes puntos geográficos tanto en murales de piedra -el caso de las casillas valdeorresas- o en azulejos.

Y en estas instalaciones residían los peones caminero, encargados de las labores de mantenimiento y vigilancia de las carreteras, siendo actualmente los herederos de esta profesión los operarios COEX. Los Centros COEX, Centros de Conservación y Explotación. Según destacó Martínez el trabajo de estos obreros era muy duro, de hecho el Estado únicamente, junto a diversas exenciones, le daba las insignias de peón a los trabajadores, corriendo de su bolsillo la ropa y las herramientas pese a ser considerado un trabajo esencial, tenían como radio de acción la distancia de una casilla hasta la próxima.

Xosé Luis afirmó que es una pena que se conserven pocas de estas edificaciones, aunque muchas fueron transformadas. «A lo largo de la historia la administración pública las conservó para otros fines como oficinas de turismo o casas consistoriales, transformándolas, arreglándolas, otras fueron por ejemplo sedes de Cruz Roja y otras casas particulares, ya que fueron puestas en subasta por el estado para la población».

De hecho el fin de estas instalaciones comenzó en 1950, cuando se construyeron las últimas correspondientes al Plan de Modernización de Carreteras, posteriormente como afirmó Martínez, la nueva maquinaria quitó protagonismo a esta profesión, alojándose los trabajadores en agrupaciones de camineros, habiendo una de ellas en O Barco, al lado del actual trazado de la N-120.

Por último el investigador mugardés recomienda a los valdeorreses y visitantes disfrutar de la OU-636, vial construido en el siglo XIX pero con un gran pasado anterior a su creación como carretera de primer orden. «Recomiendo esa carretera porque tiene de todo, es una pedazo carretera, se puede comparar con la antigua N-4 de Despeñaperros».

Las Casillas de Peones Camineros, un trozo de historia en las carreteras