Los vecinos de Vilamartín intentan salvar Correxais de las llamas
La escena más dramática de la jornada se vive en Correxais (Vilamartín de Valdeorras), donde los vecinos se han visto obligados a refugiarse en dos casas con piscina a la entrada del pueblo, consideradas el único lugar seguro ante el avance de las llamas.
Allí intentan resistir, regando sin descanso para impedir que el fuego alcance las viviendas. «Nos dicen que lo único que podemos hacer es mojarnos si la situación se complica y seguir regando todo lo que podamos, porque al menos aquí hay agua», relataba una vecina, que describía con desesperación cómo el incendio avanza desde Sanpayo (Petín) por el oeste, desde la parte superior y norte del pueblo, desde Valencia do Sil por el este y también desde la ladera que baja hacia O Barco.
La situación ya ha provocado heridos: un hombre de 58 años que pasó la noche colaborando en la extinción sufrió problemas respiratorios, mientras que su esposa sufrió una crisis de ansiedad mientras intentaba sacar a la mula del establo.
El recuerdo de lo ocurrido ayer sigue muy presente. A pesar del esfuerzo vecinal, las llamas alcanzaron la parte alta de Cernego y también San Vicente, arrasando varias viviendas. Hoy el temor es que la historia se repita, y todo apunta a que así será con las llamas sobre Correxais. Además, se ha pedido a los vecinos que abandonen Arnado, Penouta, Valencia do Sil y Santiago ante la proximidad de las llamas, que además, tienen que combatir solos.
Los vecinos y el Concello insisten en que se sienten solos, sin medios profesionales para ayudarles a proteger sus hogares y su modo de vida. Desde redes sociales y grupos de WhatsApp lanzan continuos llamamientos a vecinos, voluntarios y autoridades. Necesitan agua embotellada, necesitan medios, pero sobre todo, necesitan ayuda. A la peligrosidad del fuego se suma, dicen, la angustia de sentirse abandonados en una lucha que no pueden ganar sin apoyo.