
¿Le suena la palabra coltán? Es un mineral relativamente escaso en la naturaleza y fundamental para el avance tecnológico. Y la razón es que de él se extrae el tantalio que integra teléfonos móviles, tablets y todo tipo de dispositivos. Las minas de coltán, no siempre muy éticas respecto al tipo de empleo que crean y la base de algunos conflictos geopolíticos, se ubican principalmente en el continente africano. O así ha sido hasta ahora, cuando la Xunta de Galicia ha dado luz verde a la extracción de este mineral en una mica ubicada en Viana do Bolo, la única en Europa.
Así, Strategic Minerals Spain, una compañía de capital mixto español-americano instalada desde el 2018 podrá extraer este mineral de la mina de Penouta. Y es que esta empresa, que no es nueva en la zona, ha apostado por recuperar una planta abandonada desde 1985, tras haber estado a cargo de empresas del grupo Rumasa varias décadas. Tras los sondeos previos, en la zona se extrajo tantalio y niobio, los dos metales que componen el coltán y que hasta el momento se conseguían de la denominada sección B.

Ahora se le suma una explotación a cielo abierto de 150 hectáreas, donde los trabajos se centrarán en usar agua para separar los minerales más densos, seguido de una separación magnética anterior al secado y su posterior venta y se cree que tendrán una duración de 30 años.
Los trabajos, según advierte la propia empresa, se desarrollarán en seis fases de cinco años cada una y se podrán prorrogar más incluso, hasta un máximo de 75 años. Durante el tiempo previsto, de momento, se calcula obtener 50 millones de toneladas de coltán, pues las reservas calculadas son de más de 100 millones.
Así lo recoge el informe técnico favorable del Servizo de Enerxía e Minas. Las inversiones previstas son de 40,5 millones de euros, con trabajos en el primer año por 1,6 millones. La Xunta sostiene que la compañía "goza de un estado de solvencia económica aceptable".

Además, el Gobierno gallego fija un aval a la empresa por 3,2 millones euros, que se divide en 1,6 millones tanto para el cumplimiento de obligaciones de financiación y viabilidad ambiental como para el cumplimiento del plan de restauración. Porque existe la obligación de recuperar las zonas afectadas.
El expediente fue presentado para su análisis y, tras ser sometido a valoración por 11 organismos diferentes, únicamente recibió una respuesta negativa por parte de la Federación Ecologista Gallega, por lo que se consideró el proyecto "ambientalmente viable".
Sin embargo, los ecologistas pidieron que se denegase porque implicaría "la continuación de vertidos directos con altas concentraciones de metales pesados sobre espacios protegidos de la Red Natura 2000". Alertaban de que la mina "es un gran foco de contaminación" tanto por las características "geoquímicas del yacimiento como por el incumplimiento de sus obligaciones en materia de restauración del espacio".

Una queja que reiteraron en enero de este mismo año y en abril, cuando criticaron que la explotación "continúa acumulando expedientes por los vertidos de metales pesados, vertiendo en riegos de la zona". Lamentan que la situación "empeora" por el "reprocesado de los materiales de las antiguas balsas, que no era más que una tapadera" para garantizar la obtención de los derechos de explotación". Aseguran que la afectación en el entorno de Pena Trevinca será "devastadora".