Águilas Verdes, el campamento para descubrir el mundo subterráneo y un parque natural olvidado
El campamento infantil de espeleología que organiza el grupo Águilas Verdes volverá a reunir a 20 niños el fin de semana del 21 y 22 de junio en el Parque Natural da Serra da Enciña da Lastra. La actividad, que cumple ya su cuarta edición, ha vuelto a agotar plazas en cuestión de horas, una muestra del entusiasmo que despierta entre las familias.
«El primer día que se abrieron las inscripciones, a mediodía ya se habían cubierto las veinte plazas», explica Marcos Fernández, miembro del grupo de espeleología y montañismo Águilas Verdes y uno de los organizadores del campamento. La fórmula se mantiene: una experiencia única para menores de entre 7 y 14 años en plena naturaleza, con actividades de kayak, rápel y una incursión en las cuevas de la zona.
El campamento tiene lugar en Cobas, dentro de un parque natural que muchos vecinos desconocen, a pesar de contar con la mayor red de cavidades topografiadas de Galicia. «La zona de Cobas y Biobra suma unas 45 o 46 cuevas documentadas. Es un entorno único, pero está muy poco valorado», lamenta Marcos.
Uno de los objetivos del campamento es precisamente ese: dar a conocer este paraje a los más pequeños, transmitirles el respeto por el medioambiente y despertar el interés por la espeleología. «A algunos les calará más y seguirán explorando este mundo. Otros lo recordarán como una buena experiencia. Con eso ya estamos satisfechos», apunta.
La seguridad y la cercanía del grupo organizador son fundamentales. Por eso, el número de participantes está limitado. «El refugio de la Federación Galega de Espeleoloxía tiene capacidad para 20 personas, y además así podemos controlarlos mejor en las actividades de riesgo», explica Marcos.
Este año el programa incluye, por segunda vez, una exhibición del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil (GREIM), que mostrará su trabajo y compartirá con los niños los valores del esfuerzo, el compañerismo y la vocación de servicio.
Pero junto a la satisfacción, también hay crítica. «La administración tiene abandonado el parque. No hay ni una señal en la Nacional 120 indicando que estás en un espacio natural protegido. Ni siquiera el centro de interpretación en Biobra está señalizado», denuncia Marcos, que conoce cada rincón del parque desde su infancia en Rubiá.
Pese a todo, él y sus compañeros siguen poniendo su granito de arena para que este tesoro natural no caiga en el olvido. «Los niños luego se lo cuentan a sus padres, y muchos descubren por primera vez que tenemos esto tan cerca. Es una alegría que se repite cada año».
Además del respaldo de la Federación Galega de Espeleoloxía, el campamento cuenta con el apoyo del Concello de Rubiá. «Nos ayudan en la financiación y eso es fundamental para que podamos seguir», agradece Marcos.
Mientras llega el 21 de junio, organizadores y participantes ya cuentan los días. Y aunque las plazas no se amplían por cuestiones logísticas, cada edición la experiencia se repita: la de un grupo de niños que vuelve a casa con la emoción de haber vivido una aventura real en el corazón de la tierra.