Turismo de Galicia refuerza la proyección turística de O Bolo a través de su patrimonio
La visita del director de Turismo de Galicia, Xosé Merelles, a O Bolo deja algo más que una fotografía institucional. De fondo, se percibe cómo empieza a tomar forma una estrategia sostenida para convertir el municipio en un destino turístico con peso propio en Valdeorras y en Galicia, apoyada en la recuperación del patrimonio y en la mejora de la experiencia del visitante.
Merelles recorrió este miércoles, acompañado por el alcalde de O Bolo, Miguel Ángel García, los tenientes de alcalde Alberto Vázquez y Mayra Martínez, entre otros, dos de los grandes referentes históricos y culturales del concello —el castillo y el santuario de Santa María das Ermidas—, escenarios de actuaciones recientes financiadas por la Xunta de Galicia que superan los 55.000 euros y que evidencian el respaldo de Turismo de Galicia a esta línea de trabajo.
La visita comenzó en el castillo de O Bolo, donde se ha culminado una intervención orientada a reforzar los servicios turísticos del enclave. La actuación permitió recuperar una construcción tradicional de piedra, que llevaba años en desuso, para su adaptación como zona de aseos para los visitantes, incluidos baños accesibles. Una mejora discreta en lo estético, pero clave para consolidar el castillo como recurso turístico preparado para recibir cada vez más público.
Durante su intervención, Merelles puso en valor esta actuación como un ejemplo de reutilización del patrimonio existente y como una inversión directa en la calidad de la experiencia turística. Según explicó, mejorar servicios e infraestructuras en enclaves patrimoniales del rural es una de las claves para atraer visitantes y favorecer estancias más largas en la comarca.
La obra contó con una inversión de 30.000 euros, financiada a través de la convocatoria de ayudas dirigida a concellos de menos de 10.000 habitantes, de la que se beneficiaron 65 municipios gallegos.
El recorrido continuó en el santuario de Santa María das Ermidas, uno de los grandes símbolos patrimoniales y espirituales de Valdeorras y de las comarcas limítrofes. Allí, el director de Turismo de Galicia se interesó por las obras de restauración realizadas en el interior del templo, que incluyeron la recuperación del Retablo do Camarín y la intervención en catorce obras pictóricas de los siglos XVIII y XIX, entre ellas los retratos de San Vicente Ferrer y del obispo Antonio Senso Lázaro.
Durante la visita, además de por el alcalde Miguel Ángel García y parte del equipo de gobierno, estuvo acompañado por José Vega, presidente de la Cofradía de Nuestra Señora de As Ermitas y guía del santuario, la encargada de llevar a cabo la restauración y otros miembros de la Comunidad.
En este enclave, declarado Ben de Interese Cultural en 2006, Merelles se mostró confiado en poder seguir invirtiendo en esta gran obra del patrimonio gallego y apuntó a la posibilidad de repetir iniciativas culturales como el concierto ofrecido este verano por Carlos Núñez, una experiencia que reforzó la proyección cultural y turística del santuario y que encaja en una visión más amplia del patrimonio como espacio vivo.
El director de Turismo de Galicia subrayó que tanto el castillo como el santuario representan una apuesta clara por un turismo auténtico, vinculado a la identidad del territorio y capaz de generar desarrollo económico en el rural. En este contexto, recordó que su departamento ha invertido más de 2,8 millones de euros en la comarca entre 2024 y 2025, con actuaciones relacionadas con el enoturismo, la mejora de la seguridad del Camiño de Inverno y la puesta en valor de recursos turísticos en concellos como Larouco, A Veiga, Carballeda de Valdeorras y Petín.
Una apuesta que se enmarca en una evolución positiva del turismo en la provincia de Ourense, que entre enero y octubre de este año recibió más de 289.000 viajeros y superó las 560.000 noches en establecimientos hoteleiros, con un incremento del turismo internacional del 5,5 %. Datos que, según destacó Merelles, refuerzan la necesidad de seguir consolidando destinos como O Bolo, donde el patrimonio empieza a funcionar como palanca de futuro.