«Mi padre montó el negocio en lo mejorcito del Barco y ahora sólo quedamos dos»

José Antonio Crespo tiene una tienda en el casco vello de O Barco en la que vende «artesanía, cuchillo y cosas raras que no se ven en otros sitios». Arregla paraguas y afila cuchillos y tijeras.

Adentrarse por la calle San Roque es como atravesar un pueblo fantasma. No hay bares, no hay supermercados, no hay restaurantes. A duras penas sobreviven dos negocios familiares: la tienda de José Antonio Crespo y la panadería de Regalado.

Servando, el padre de José Antonio, era afilador y recorría la provincia de Orense hasta que un día se cansó de viajar y decidió asentarse en O Barco. Era el año 1966 y la calle San Roque era el centro neurálgico de la villa. Así que parecía un buen lugar para abrir un negocio. «mi padre montó el negocio en una calle que era lo mejorcito, el foco del comercio del barco», comenta.

Sin embargo, con el paso de los años las cosas cambiaron. En la actualidad, se cuentan con los dedos de una mano las personas que pueden entrar en este establecimiento durante todo un día, a pesar de que en esta tienda se pueden comprar cosas que son difíciles de encontrar en los establecimientos de las grandes ciudades.

El negocio está frente a la Plraza das Airas 

Es un lugar pequeño, pero ahí dentro se pueden encontrar artículos de todo tipo: objetos antiguos, cosas curiosas o típicas en otra época —un porrón, un botijo, un cántaro de cobre hasta cosas de artesanía—. Pero, además, José Antonio lo mismo te vende un suvenir que te arregla un paraguas, te afila un cuchillo o te diseña una máquina artesanal para echar azufre o para arar la huerta.

Objetos que se pueden encontrar en este negocio singular

Además, tiene una máquina para enlatar chorizos y otra para envasarlos al vacío, que se convierte en su principal fuente de ingresos en los meses de invierno, pero recuerda que «hay que vivir el resto del año». Asegura que «es la única en Ourense» y que vienen a enlatar los chorizos desde Xinzo, Verín, Viana, Monforte...

Maquina de embasar chorizos enn lata

José Antonio como César de Panadería Regalado —los dos únicos negocios que quedan en la parte alta de la calle— creen que la pasarela sobre el río Sil y la peatonalización de la calle dieron al traste con las buenas expectativas.

El Camino de Invierno tampoco reporta mucho «ni miran ni para el escaparate», afirma José Antonio quién no ve solución de continuidad. Propone al concejal de Turismo que le dejen un local en la Plaza de Abastos.

La rueda de afilar de su padre ocupa un lugar estratégico en el establecimiento

Lo que en su día fue la arteria principal de la ciudad, se convirtió en una calle vacía, por la que apenas pasa la gente, con los locales cerrados y los carteles de se vende colgados en las puertas. Y todo ello, a pesar de que el vial se encuentra enclavado en pleno Camino de Invierno, y a escasos metros del malecón.

Máquinaria para hacer riegos