
Olivia Marcos Jares se despide del hospital… pero no del cariño de sus compañeras

Después de casi 40 años de trabajo, Olivia Marcos Jares, o como la conocen con cariño todos en el Hospital Público de Valdeorras, Bibi, ha colgado la bata. Aunque ahora se llame Hospital Público, para ella seguirá siendo siempre el Hospital Comarcal de Valdeorras, donde empezó su andadura profesional en 1985 y donde ha dejado una huella que no se borra.
Su jubilación no ha pasado desapercibida. Bibi lo ha celebrado rodeada de compañeras y compañeros que no quisieron perder la oportunidad de devolverle, al menos en parte, todo lo que ella ha aportado durante estos años.
Un ramo de flores, un viaje para disfrutar de esta nueva etapa y unas palabras escritas con el corazón fueron el broche de oro a esta despedida: «Que esta nueva etapa de la vida que comienzas esté llena de merecido descanso, nuevas aventuras y momentos inolvidables. Felicidades por tu jubilación y que disfrutes al máximo cada día que tienes por delante», se podía leer en una tarjeta muy especial.
Bibi empezó en el servicio de lavandería con contratos de verano, allá por mediados de los 80. Con el tiempo, el hospital fue cambiando, y ella con él: de lavandería a plancha, después a almacén, archivos, rayos… hasta terminar como encargada del servicio de lencería, donde puso el punto final a su carrera profesional.
Y aunque evita dar nombres, guarda en su memoria a todas esas compañeras que la acompañaron, algunas que ya no están y otras que siempre recordará con especial cariño. «Todas dejaron una huella muy bonita en mí», confiesa.
Durante el homenaje, Margarita Rodríguez, quien fue directora del Distrito Sanitario de O Barco, destacó su compromiso y su calidad humana: «Fue una persona comprometida con el hospital y una excelente compañera, tanto en lavandería como en el colectivo de celadores».
Bibi se va con gratitud, deseando salud para todos sus compañeros y compañeras, y con el deseo de que ellos también puedan llegar a la jubilación con alegría. Ella lo ha hecho con los deberes bien hechos, y sobre todo, con el cariño intacto de quienes la han conocido.