Bea Romarty presentaba, el 3 de julio en el paseo del Malecón barquense, cerámicas elaboradas con una técnica tradicional denominada Raku. Las obras fueron creadas durante el pasado mes de junio en su aula taller, por niños y mayores. "Con esta técnica iniciada en Corea en el siglo XVI, aunque es en Japón donde ha tenido su mayor desarrollo, para llegar a occidente en el siglo XX, hemos creado las cerámicas Raku, donde se busca la austeridad estética, la tranquilidad, el equilibrio, la contemplación dela belleza de lo simple y el vacío", nos aclaraba Romarty.
Además se celebró desde las 11 de la mañana la primera jornada de Cerámica Raku en Valdeorras, una actividad abierta en la que participaron más de 200 personas. El día fue un ir y venir de gente de la comarca y también de la vecina comarca berciana o de Ourense. Entre los participantes se encontraba el artista berciano Gerardo Queipo, organizador de Embarrarte Ponferrada, el ceramista vallisoletano Carlos Jimeno y amigos como Alberto, Reme, Brit o Katia, a los que Bea agradecía su presencia y ayuda en el proyecto y el desarrollo.
Los participantes se iniciaron en el arte de preparar y mezclar óxidos y minerales para crear equilibrados esmaltes cerámicos, luego esmaltaron las primeras piezas y hasta construyeron un horno con bloques, ladrillos y arcilla. " Yo he dado las clases en el aula taller y he traído aquí nuestras piezas", dijo Romarty, "esto va ser un hacer y un exponer de las propias piezas"
Por otra parte Carlos Jimeno nos informó de lo que ocurría una vez se cocíasn las piezas en el horno, "el proceso comienza con el esmaltado, la finalización de un curso de cerámica siempre se finaliza con un Rakú, que es una técnica oriental que significa gozo, felicidad y alegría, es el algazara. Consiste en esmaltar unas piezas que están previamente cocidas con unos barros refractarios, meterlas al horno, sacarlas del fuego a mil grados de temperatura, meterlas en serrín, se sacan del serrín y se meten en agua. Los óxidos cúpricos se convierten en cuprosos, los esmaltes reaccionan de manera diferente y los que son opacos se convierten en brillantes y salen reflejos metálicos de ellos. Es muy atractivo; donde no pintamos queda negro, es un yin y yang de la vida, pero de una manera anarquista. Nosotros ponemos la técnica y el horno es el que los pone en su sitio". Acabó con una palabras para la promotora de la jornada, "apoyar a Bea en su escuela para que haya en el Barco una escuela de cerámica que trasmita, entretenga y a la vez dar a conocer los procesos cerámicos que hay en el mundo desde el neolítico".
"Los esmaltes se trasforman en este mágico proceso y los colores pueden tener efectos inesperados: lustres metalizados, brillos nacarados, iriscencias...,pero sobre todo el genuino ahumado Raku, que unido a la sonoridad opaca de las piezas hacen de esta técnica algo armónico y bellísimo de descubrir", con estas palabras Bea Romarty nos trasmitía la esencia de esta técnica que tan buena acogida ha tenido en O Barco.
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