
O Barco ha dado el primer paso en la puesta en marcha de su propio laboratorio social, un espacio de trabajo colaborativo que busca identificar los principales desafíos del municipio y trazar estrategias para abordarlos con la implicación de todos los sectores de la comunidad. La iniciativa, enmarcada dentro del proyecto del Eixo Atlántico, sigue el modelo ya probado en 2023 en Riveira (Galicia) y Santa María de Feira (Portugal).
El alcalde de O Barco, Alfredo García, destaca que el objetivo es crear un espacio de reflexión y acción conjunta entre el Concello, asociaciones, tejido empresarial y la ciudadanía. «Hoy arrancamos con la primera de las cuatro reuniones previstas, en la que participan responsables políticos y técnicos municipales. En febrero será el turno de las asociaciones de todo tipo, en marzo se invitará a la ciudadanía y en mayo se celebrará una reunión final conjunta para extraer conclusiones y definir un plan de trabajo».
La idea es detectar problemas clave o áreas de mejora en distintos ámbitos —infraestructuras, servicios, economía, medioambiente, vivienda o cohesión social— y generar soluciones realistas, adaptadas a las competencias y recursos del Concello. «No se trata solo de hacer un diagnóstico, sino de construir complicidades y definir estrategias viables», subraya García.
Un proceso abierto a toda la comunidad
Desde la Universidad de Deusto, Roberto San Salvador, quien participa en el desarrollo del proyecto, incide en la importancia de implicar a la ciudadanía en el proceso: «Los ayuntamientos tienen competencias limitadas y no pueden abordar todos los retos por sí solos. Lo que buscamos es que el municipio se organice en torno a objetivos compartidos, activando tanto a la administración como a la sociedad».
El laboratorio de Ribeira, que sirvió de experiencia piloto, centró su estrategia en el reto de la juventud, abordando cuestiones como el acceso al empleo, la vivienda o la calidad de vida. En O Barco, el tema de trabajo aún no está definido y se determinará a lo largo de las reuniones participativas. «Partimos de cero, sin ideas preconcebidas. La clave es que la comunidad identifique qué le preocupa y qué está en su mano para mejorar su bienestar», explica San Salvador.
El reto más importante ahora es conseguir que la ciudadanía participe activamente, especialmente aquellas personas que no suelen involucrarse en el ámbito institucional. «Queremos que la gente no solo exprese sus preocupaciones, sino que se sienta parte de la solución. No se trata de poner tareas al Concello, sino de que cada persona asuma su papel en la construcción de un O Barco mejor», concluye San Salvador.
El proceso culminará en mayo con la presentación de las conclusiones y la hoja de ruta del laboratorio, que marcará las líneas de actuación para los próximos años.