El viñedo se adapta al auge del godello, pero las ayudas no siempre acompañan

El viñedo se adapta al auge del godello, pero las ayudas no siempre acompañan
La Xunta publica la concesión de ayudas al sector de vino, con 172 subvenciones por un total de 3,1 millones de euros, mientras que 35 solicitudes quedaron fuera por falta de presupuesto

Los cambios en el viñedo no solo los decide el clima o el mercado. A veces, basta con mirar las subvenciones públicas para saber hacia dónde se mueve un sector. La última convocatoria de ayudas para la reestructuración y reconversión del viñedo en Galicia ha dejado claro qué tendencias marcarán el futuro: más Godello, menos Mencía y una apuesta creciente por la sostenibilidad.

Pero hay algo que también revelan estas subvenciones: que el presupuesto nunca alcanza para todos. Este año, la Xunta ha aprobado 172 solicitudes por un total de 3,1 millones de euros para toda la comunidad, pero 35 expedientes quedaron fuera pese a cumplir los requisitos. Estos datos llevan a plantear una pregunta ¿Es suficiente esa cantidad para un sector que genera empleo, exporta y crece en demanda? 

Los datos de esta convocatoria confirman una tendencia que lleva años gestándose. Según la resolución publicada en el Diario Oficial de Galicia esta semana, en 2024 se presentaron 220 solicitudes de ayudas para la reestructuración y reconversión del viñedo, de las cuales 183 fueron admitidas y 172 resultaron beneficiarias, dejando fuera 35 expedientes por falta de fondos.

Las ayudas cubren operaciones como la replantación, el sobreinjerto para cambio de variedad y la mejora en la gestión de los viñedos. Para Julio César Reboredo, responsable de viticultura de la Asociación Agraria de Galicia, estas cifras muestran el camino que está tomando el sector en Galicia. «Una parte importante de las solicitudes han ido destinadas a sobreinjertar viñas y sustituir variedades tintas por blancas. El Godello sigue ganando espacio porque hay demanda, mientras que el Mencía pierde fuerza».

No es una decisión improvisada. La producción de blancos crece porque hay consumidores que los buscan. Pero el viñedo no se cambia de un día para otro. Convertir una explotación de Mencía en Godello implica años de trabajo y una inversión importante, que muchas veces depende de ayudas como estas. Y ahí es donde surge el problema: no siempre hay suficiente dinero.

Sostenibilidad: una necesidad, pero no siempre un lujo asequible

Otro de los factores que marca la evolución del viñedo es la sostenibilidad. La presión del mercado es clara: los consumidores preguntan cada vez más por el origen del vino, por su impacto ambiental, por si se usan herbicidas o no. «El cliente quiere información, quiere saber cómo cultivas la viña, qué tratamientos das, si cuidas el suelo. Y adaptarse a eso requiere inversión», señala Reboredo.

Las ayudas incluyen partidas para mejorar los sistemas de conducción y fomentar prácticas más eficientes, pero la realidad es que no todas las bodegas pueden acceder a ellas, y muchas de las que lo intentan no logran recibir los fondos. La modernización es necesaria, pero cuesta dinero. Y no siempre hay financiación para acompañar ese cambio.

El peso económico del vino en Galicia y en Ourense

El sector vitivinícola gallego es una pieza clave en la economía de la comunidad. Según el informe La relevancia económica del sector vitivinícola en Galicia (2023), Galicia cuenta con más de 33.200 hectáreas de viñedo, lo que supone el 3,5% de la superficie nacional, y es la comunidad con más viticultores de España, con 219.000 personas implicadas. Su producción anual supera los 777.000 hectolitros, lo que representa el 2,3% del total nacional.

La actividad vitivinícola aporta el 1,4% del PIB gallego y mantiene 15.900 empleos directos, indirectos e inducidos, mientras que las exportaciones generan un superávit de más de 50 millones de euros anuales, con Estados Unidos y Reino Unido como principales destinos. Dentro de Galicia, Ourense representa el 33,7% de la superficie de viñedo (solo por detrás de Pontevedra con un 48,8%), el 29,6% de la producción total de vino y cuenta con 59 empresas exportadoras, lo que la sitúa como la segunda provincia con más bodegas exportadoras de Galicia.

Para Reboredo, la falta de apoyo directo es una de las grandes limitaciones del sector. «Las únicas ayudas que tenemos son estas, porque no entramos en las de la PAC, y son insuficientes», señala.

En Valdeorras, el Godello ya no es una novedad, pero su crecimiento sí marca un cambio en la estructura del viñedo. Tradicionalmente, Rías Baixas ha sido la gran referencia en blancos gallegos, con una viticultura más rentable y un precio de uva más alto. Sin embargo, en la última convocatoria de ayudas, las denominaciones de origen de Ourense tramitaron prácticamente el mismo número de expedientes que Rías Baixas, apunta Reboredo.

No significa que Valdeorras esté al mismo nivel en volumen o facturación, pero sí que hay un interés creciente en consolidar la denominación. El reto ahora es garantizar que ese crecimiento sea sostenible y rentable a largo plazo.