Valdeorras guarda la mayor superficie a prospectar en el concurso minero de la Xunta de Galicia

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En total serán 412 hectáreas entre Petín, O Barco y Vilamartín de Valdeorras

El Diario Oficial de Galicia (DOG) ha publicado la declaración de terrenos francos y se convocan los concursos públicos relativo a derechos mineros con permisos caducados correspondientes a la provincia de Ourense. Esta medida, aprobada el 13 de enero en el Consello de la Xunta, forma parte del plan con el que el Gobierno gallego pretende "impulsar la investigación sobre materiales minerales fundamentales para sectores estratégicos".

Estos derechos mineros fueron concedidos en su día, principalmente, para la extracción de arcilla, losa y granito ornamental. Los contratos dan derecho, en primer lugar, al análisis e investigación para determinar el potencial del subsuelo y a su posterior explotación en el caso de que el interesado así lo desee y, según la Xunta, cumpla "todos los requisitos técnicos y ambientales exigidos".

En la provincia de Ourense, dos de las minas están en la comarca de Valdeorras de hecho es la mayor superficie a prospectar en el concurso minero. Esperanza B se ubica entre Petín, O Barco y Vilamartín¸ se reactivará para la prospección de recursos como el litio y otros minerales esenciales, ocupando 13 cuadrículas mineras, es decir, 384 hectáreas mientras que Katy 2ª Fracción, con una sola cuadrícula y 28 hectáreas está en O Barco. Se reactivará para realizar investigaciones geológicas en busca de minerales estratégicos.

Este proceso marca la primera concesión de permisos mineros en Galicia desde 2011 y abarca un total de 10 explotaciones en Ourense, 17 en Pontevedra, otras 17 en Lugo y 7 en A Coruña.

El antecedente inmediato de esta convocatoria es el caso de la mina de A Penouta, en Viana do Bolo, donde se buscaba la extracción de coltán, tantalio y niobio. Sin embargo, el año pasado, una sentencia judicial ordenó su cierre tras una denuncia por impacto ambiental.

La reactivación minera en Valdeorras podría suponer un impulso económico para la comarca, aunque también genera interrogantes sobre los impactos ambientales y sociales de la actividad extractiva.