Estos son los concellos que han ganado y perdido población
En el rural, cada número esconde una realidad. Cada nueva incorporación o cada pérdida refleja cambios que afectan al día a día de sus vecinos y el mejor termómetro para medir la salud de los concellos es el padrón municipal. Según los últimos datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), publicados el 13 de diciembre de 2024 y con fecha de referencia de 1 de enero de este año, O Barco de Valdeorras suma 23 nuevos habitantes (13.300 en total), A Rúa da un salto con 119 más (4.223) y Carballeda de Valdeorras pierde 32 (1.341).
El crecimiento en O Barco, hasta los 13.300 habitantes, confirma su papel como motor de la comarca. A Rúa, con un incremento del 2,9 %, se convierte en el municipio con mayor dinamismo. En el lado opuesto, Carballeda (1.341) y Vilamartín de Valdeorras (1.822) han registrado descensos de 32 y 29 personas respectivamente. Según los expertos, en municipios donde la edad media supera los 50 años, como en estos casos, el envejecimiento poblacional podría ser uno de los factores principales, con fallecimientos que superan a los nacimientos y a las nuevas incorporaciones.
Otros municipios muestran una estabilidad destacable. San Xoán de Río mantiene sus 518 vecinos, mientras que A Veiga (887), Manzaneda (947), Rubiá (1.390), Viana do Bolo (2.736), Vilariño de Conso (510) y A Pobra de Trives (1.968) conservan prácticamente las mismas cifras del año pasado. Según datos previos y la experiencia en otras zonas rurales, mantener la población puede considerarse un éxito en un contexto donde la despoblación del rural es la tendencia predominante.
Entre los municipios que han registrado pequeños incrementos destacan O Bolo (792), con cinco nuevos vecinos, y Petín (861), que suma uno más. Por su parte, Larouco (437) pierde dos personas, y Quiroga (3.200), en Lugo, mantiene su población invariable.
Envejecimiento y género, claves en la demografía
En casi todos los municipios de Valdeorras, Terras de Trives y Terras de Quiroga, las mujeres son mayoría, una tendencia habitual en zonas rurales debido a su mayor esperanza de vida, según indican estudios demográficos. Si nos fijamos en otra variable demográfica importante, como la edad media, vemos que ronda o supera los 50 años en muchos casos, lo que plantea un reto importante, especialmente en términos de relevo generacional y sostenibilidad de las comunidades locales.
Aunque las cifras de descenso, como las de Carballeda y Vilamartín, pueden resultar preocupantes, los aumentos en lugares como A Rúa o la estabilidad en municipios más pequeños muestran que la evolución no es uniforme. Según la experiencia en otras regiones, con políticas adecuadas —como incentivos para fijar población, mejora de servicios y creación de oportunidades laborales—, es posible revertir la tendencia demográfica.