O Barco vuelve a liderar la renta en Valdeorras y se coloca como el tercer municipio de la provincia

Los datos de la Agencia Tributaria sobre las declaraciones del IRPF de 2023 confirman la brecha económica entre municipios de la comarca: la renta media en O Barco supera los 25.000 euros frente a los menos de 21.000 en concellos del entorno rural
Los datos de la Agencia Tributaria sobre las declaraciones de IRPF en el año 2023 vuelven a situar a O Barco de Valdeorras como el concello con mayor renta de la comarca. Con una renta bruta media de 27.870 euros y una disponible de 23.219, la villa barquense destaca en un mapa comarcal marcado por las fuertes diferencias entre municipios. De este modo, O Barco es el tercer municipio con la renta más alta de la provincia por detrás de Pereiro de Aguiar que se sitúa el primero del ranking y Ourense el segundo seguido por Allariz y A Rúa. En relación a otros municipios de la comunidad está en el puesto 31 y en España en el 928. 

Le siguen A Rúa (26.702 de renta bruta), Vilamartín de Valdeorras (22.660), Rubiá (23.716) y Carballeda de Valdeorras (23.784), todos ellos en una franja de renta disponible que oscila entre los 17.000 y los 19.000 euros.

La comparativa deja claro que la capital comarcal mantiene un pulso económico superior al de los municipios vecinos, en parte gracias a la concentración de servicios, actividad comercial y empleo industrial. Por contra, en las zonas rurales más despobladas las rentas descienden, reflejando el peso de pensiones y la menor presencia de empleo estable.

Si se amplía el análisis a los concellos próximos, las cifras son similares: A Pobra de Trives presenta una renta bruta media de 23.508 euros, Manzaneda se queda en 23.716, mientras que San Xoán de Río registra 22.521, Viana do Bolo alcanza los 21.369 y Vilariño de Conso apenas supera los 22.198.

La radiografía de 2023 confirma así que la brecha económica dentro de Valdeorras y su entorno se mantiene estable, con un núcleo urbano —O Barco— que marca la diferencia frente a los concellos más pequeños. Esta desigualdad no solo refleja la distinta capacidad económica de los hogares, sino también la dificultad de fijar población en los municipios de montaña, donde las rentas más bajas se convierten en un obstáculo añadido para frenar el envejecimiento y la pérdida de vecinos.