4 de septiembre de 1883: el día en que todas las estaciones de tren de Valdeorras entraron en funcionamiento
El 4 de septiembre de 1883 marcó un antes y un después para la comarca de Valdeorras. Ese día se abrió al tráfico el tramo ferroviario Oural-Toral de los Vados, parte de la línea León-A Coruña, y con la inauguración de ese tramo se pusieron en servicio todas las estaciones de Valdeorras que formaban parte del mismo. No fue algo gradual: fue una jornada en la que el ferrocarril llegó de golpe a toda la comarca, conectando lugares antes aislados y tensando nuevas posibilidades para comunicación, economía y relaciones sociales.
Carballeda, Covas, O Barco, A Rúa-Petín...todas las estaciones de tren entraron en funcionamiento el mismo día. Fue un acontecimiento que transformó la vida de la comarca, abriendo una nueva era en las comunicaciones, en el comercio y en la forma de relacionarse con el mundo exterior.
En pleno siglo XIX, España vivía un proceso de modernización de sus infraestructuras, y Galicia no podía quedarse atrás. Valdeorras, hasta entonces relativamente aislada, veía cómo sus productos —minerales, madera, vino o cereales— encontraban serias dificultades para llegar a otros mercados. Con la llegada del tren, el panorama cambió radicalmente: los tiempos de viaje se acortaron, el transporte de mercancías se abarató y se multiplicaron las oportunidades económicas.
Pero no solo se trató de economía. El ferrocarril acercó a las personas. Facilitó la movilidad para trabajar, emigrar o estudiar, y abrió la puerta a nuevos oficios ligados a la estación, al mantenimiento y a los servicios. También transformó la vida cotidiana: llegaron visitantes, nuevas ideas y una forma distinta de medir el tiempo, marcada por los horarios del tren.
La Estación de Sobradelo, unión de Galicia con la meseta, pronto se convirtió en un símbolo del progreso. De estilo sencillo, con la sobriedad propia de las estaciones de la época, fue testigo de despedidas, regresos y encuentros. Muchos vecinos de Valdeorras todavía recuerdan historias familiares ligadas a aquel tren que paraba en su pueblo y conectaba la comarca con el resto del país.
Por qué todas se abrieron el mismo día
La razón está en cómo se planificaban y ejecutaban las obras ferroviarias en esa época. Las compañías encargadas —en este caso la Compañía de los Ferrocarriles de Asturias, Galicia y León (AGL)— construían tramos completos incluyendo vía, estaciones, señalización, túneles, puentes y demás infraestructura servidora, y una vez listo el tramo, se inauguraba en su totalidad.
Así, ese tramo Oural-Toral no solo implicaba abrir vías, sino también poner en marcha todas las paradas intermedias dentro de él, lo que explica que todas las estaciones que hoy reconocemos en ese tramo empezaran a funcionar el mismo día. Fue la culminación de años de obras, ajustes financieros, negociaciones de contratos, y complejidad técnica muy considerable.
El tren en Valdeorras hoy: luces y sombras
Más de 140 años después, la situación del ferrocarril en Valdeorras refleja una realidad distinta. La comarca cuenta todavía con servicios ferroviarios en estaciones como O Barco de Valdeorras y A Rúa, que mantienen conexiones de Media y Larga Distancia. Sin embargo, otros apeaderos menores, como Pumares, han perdido servicio desde 2020, dejando parte del territorio sin acceso directo al tren.
Retos y problemáticas
El servicio ferroviario en la comarca de Valdeorras enfrenta varios desafíos que limitan su eficiencia y utilidad para la movilidad local. Entre ellos destacan las frecuencias reducidas y los horarios poco adecuados, que no cubren plenamente las necesidades de desplazamiento diario de la población.
La infraestructura, por su parte, presenta un envejecimiento notable: puentes, túneles y tramos expuestos a desprendimientos requieren un mantenimiento urgente para garantizar la seguridad de los usuarios. Además, existen pendientes de modernización y de inversiones concretas, necesarias para mejorar la seguridad, la velocidad y la fiabilidad del servicio.
Otro problema relevante es la desigualdad en la prestación del servicio: varios apeaderos han quedado desatendidos, con pocas paradas o incluso sin servicio alguno, lo que impacta especialmente en las zonas rurales y limita la conectividad ferroviaria de ciertos núcleos de población.
Perspectivas
Existen demandas institucionales y sociales para modernizar el tramo Monforte-Ponferrada, incluyendo mejoras en la vía, electrificación, señalización y reducción de los tiempos de recorrido. Asimismo, se plantea la recuperación de servicios en apeaderos rurales, con el objetivo de evitar la desconexión ferroviaria de los pequeños núcleos y garantizar una movilidad más equitativa.
El impulso del tren también responde a la necesidad de fomentar alternativas sostenibles frente al coche, contribuyendo a la reducción de emisiones, la cohesión territorial y la promoción de una movilidad justa.
Por último, se reconoce la importancia de conservar el patrimonio ferroviario: los edificios de estaciones, las infraestructuras históricas y la memoria colectiva asociada no solo tienen valor cultural, sino que también pueden convertirse en un recurso turístico que refuerce la identidad y el atractivo de la comarca.