Ragar será homenajeado en la Festa do Codillo por toda una vida retratando A Rúa
La emoción, el no parar y las cámaras, han sido y son la gran pasión de Ramón García, Ragar. Lleva toda una viendo a través de un visor. Todos los vecinos de A Rúa, en los últimos 60 años, han pasado por su objetivo. Es el retratista de A Rúa. A día de hoy, a sus 88 años, sigue sacando alguna que otra imagen, pero a día de hoy se dedica a clasificar y retocar todas estas fotografías que ha hecho a lo largo de los años.
Ragar, será el homenajeado en esta XV Edición de la Festa do Codillo de A Rúa por su gran importancia para el municipio. «Me siento muy contento con este homenaje», asegura. Este reconocimiento se lo dan por su trayectoria, sus fotos y su pasión por la zona.
De la tintorería a la fotografía
«Inicié mi cariño por la fotografía con menos de 10 años, porque mi padre tenía la primera cámara que fabricó Kodak y ahí, comencé a amarla», recuerda con cariño Ragar. Tras esto, su pasión fue en aumento hasta el punto de cambiar totalmente de profesión.
Hace 60 años, los negocios pasaban de padres a hijos, pero no fue el caso de Ragar, él decidió dejarlo todo por seguir su pasión. «Mi padre era tintorero, yo estuve trabajando con él dos o tres años después de casarme, pero no me gustaba mucho esa profesión y decidí cambiarla por algo que sí que me gustaba», relata.
Sin tener estudios de imagen fue evolucionando poco a poco. «Al tener muchas personas que acudían a mí, cuantas más venían, más crecía mi afición». Así ha estado la mayor parte de su vida y ahora, con 88 años, sigue sumergiéndose en su pasión, aunque de manera diferente.
«Hago fotos familiares o alguna de paisajes, pero ya no tengo edad como parar tirarme a caminar mucho para hacer fotografías al aire libre», explica. Pero esto no le impide que esa pasión siga latiendo dentro de su alma.
«De hecho, estoy muchas horas al día clasificando y retocando las fotografías que me interesan, sobre todo familiares, que son muchos miles», cuenta. En toda una vida dedicada a esta profesión, «tenía muchísimo trabajo y entonces ahora me dedico a esto».
Este nuevo trabajo, al que se decida, provoca que en muchas ocasiones se encuentre imágenes que «no pensaba que existieran». La emoción llega en el momento que ve esas fotos que le hizo a sus hijos y después a sus nietos, «cuando eran pequeños, estas me emocionan mucho».
Del analógico a lo digital
Hace años que se dejó de revelar, de estar en un laboratorio y de andar con carretes —aunque ahora esté volviendo poco a poco—, este cambio, Ragar, lo vivió en primera persona.
«Me tiré muchísimas horas dentro de un laboratorio, revelando y cuando llegó el digital, no lo acogí con mucho cariño. La foto digital no llegó a interesarme mucho nunca», explica.
Primer presidente de la Asociación Amigos do Camiño de Inverno
Otra de las aventuras de Ragar fue ser el primer presidente de la Asociación de Amigos do Camiño de Inverno. «Un día conocí a Ramón López, historiador que ya falleció, me habló sobre un camino que utilizaban los peregrinos cuando no podían pasar por el Cebreiro en Invierno, de ahí el nombre de Camino de Invierno», recuerda Ragar.
López tenía interés en recuperarlo y le transmitió su entusiasmo, «entonces me dediqué en cuerpo y alma a recuperar este camino. Claro, tengo que agradecerle también a la gente que me ayudó porque solo no hubiera conseguido nada».
¿Cuál fue ese proceso en el que se embarcó Ragar para recuperar el Camiño?
«Primero definimos el Camino por donde iban a pasar los peregrinos, que era la ilusión que yo tenía y que se ha hecho realidad. Entonces, no dedicamos a señalizarlo. Nos llevó muchas entrevista con la Xunta para que reconocieran este camino, nos costó varios años en conseguirlo, pero al final lo hicimos», recuerda con cariño García.