Las estrechas calles de A Rúa Vella se convirtieron en la tarde del sábado en un auténtico escenario de película de terror. La Asociación Sabugueiro organizó una nueva edición del Samaín, una celebración que reunió a unos 400 niños y alrededor de 200 adultos, todos dispuestos a disfrutar de una tarde-noche repleta de misterio, risas y algún que otro susto.
El recorrido dio comienzo en el atrio de la iglesia de San Estevo a las 17:30 horas, con una primera sesión destinada a los más pequeños y un segundo pase para los mayores de 12 años a las 20.00 horas, quienes realizaron la aventura equipados con linternas para aumentar el suspense. Los participantes, divididos en grupos y provistos de un mapa, siguieron las flechas marcadas en el suelo que los guiaban por un itinerario repleto de sorpresas. En su trayecto se encontraron con escenarios temáticos como la botica, el matadero, el túnel del terror, el purgatorio, el cementerio o la temida casa del exorcista, entre otros.
Un total de 70 colaboradores se convirtieron en auténticos actores de cine de terror para dar vida a los personajes que poblaron las calles del casco antiguo. Brujas, zombis, fantasmas y almas en pena hicieron las delicias de los asistentes, que no escatimaron en imaginación a la hora de elegir sus disfraces.
La mezcla de miedo y diversión marcó el ambiente de la jornada, que finalizó con la entrega de dulces para todos los valientes que lograron completar el recorrido. Entre sustos, risas y caramelos, A Rúa Vella volvió a demostrar que el Samaín es una cita imprescindible para grandes y pequeños, una tradición que cada año gana más fuerza y que convierte al pueblo en un lugar mágico donde el terror se vive con una sonrisa.
