El fuego llega a O Barco mientras Valdeorras vive su cuarta noche de pesadilla
El gran incendio que comenzó el jueves en Larouco ya ha arrasado 6.000 hectáreas y mantiene en vilo a toda Valdeorras. Solo en la última noche las llamas devoraron 2.000 hectáreas más, según el parte oficial de la Consellería de Medio Rural actualizado a las 9.30 horas. Hoy el peligro se concentra en O Barco, donde los vecinos de Outarelo y Vilanova esperan con tractores y palas a la entrada del fuego para impedir que alcance las viviendas. En Forcadela se ha producido un desalojo parcial, aunque algunos vecinos han decidido permanecer para proteger sus casas.
Aurentino Alonso, teniente de alcalde de O Barco, confirmaba esta mañana la llegada de refuerzos: «Está llegando la UME, ya un contingente muy importante y viene también personal de la BRILAT». El operativo se concentra en Calabagueiros, mientras se vigilan varios frentes activos en Xagoaza, Santigoso, Santa María y Fervenza.
En este último núcleo, la imagen es de una tensa y resignada espera. Un vecino reconocía que el miedo es palpable y que muchos se encomiendan a la Virgen, que «sempre nos protexía», con la esperanza de que lo vuelva a hacer. La sensación, dice, es que el pueblo arderá entera, las casas y solo quedará escapar, aunque aún confían en que los cortafuegos y los prados verdes frenen el avance de las llamas. «Dá pena», resumía, con la angustia y la resiganción en su voz.
El miedo y el agotamiento en A Rúa
Si hoy las alarmas están en O Barco, ayer el fuego golpeó con dureza en A Rúa, donde el miedo y el trabajo exhausto marcaron la jornada. La alcaldesa, María González Albert, subrayaba la tensión vivida en Somoza, Vilela, Fontei y San Xulián: «Pudo ser más grave se non tuvéramos unha franxa de protección de viñas foi un traballo colectivo moi duro, porque se salvaron todas as vivendas». San Xulián continúa sin luz, y buena parte del municipio sufrió cortes intermitentes de electricidad y teléfono durante toda la jornada.
Los problemas se extienden también al suministro de agua y a la gestión de residuos. «Hai moita cinza e hai moitísimo consumo de agua non temos a capacidad de xestionar a grandísima cantidad de agua que estamos demandando», advertía González Albert, que recomendó a los vecinos usar agua embotellada para consumo alimentario.
a recogida de basura también está afectada, ya que la ecoplanta permanece cerrada y los servicios no funcionan con normalidad.
Vilamartín: vecinos agotados y la amenaza en Correxais
En Vilamartín, el Concello trasladaba en un comunicado la sensación de abandono: «Sentímonos completamente abandonados, sen ningún tipo de axuda de organismos oficiais ata que xa todo foi demasiado tarde». Vecinos y voluntarios trabajaron sin descanso en una «auténtica catástrofe», con cortes de luz, de agua y sin comunicación.
Ahora la preocupación se centra en Correxais, donde una vez más son los propios vecinos quienes luchan contra el fuego para salvar sus casas, con los únicos medios de que disponen. Sobre las 13 horas el Concello pidió desalojar Arnado y Penouta, mientras seguían luchan solos contra el fuego. Este video corresponde a Correxais, donde piden medios para poder frenar las llamas.
Larouco, un pueblo calcinado
El incendio, que se originó en Larouco, mantiene a la población exhausta tras cuatro jornadas de fuego. El Concello reconocía anoche que la situación estaba «prácticamente estabilizada», aunque pedía no bajar la guardia porque las altas temperaturas podrían reavivar el frente.
La alcaldesa Patricia Lamela describía el impacto con crudeza: «O pobo está calcinado e agora preocúpanos o incendio de Manzaneda, que poida rematar co pouco que queda».
San Xoán de Río y Quiroga, rodeados
La amenaza también se extiende al entorno. En San Xoán de Río, el alcalde Xosé Miguel Pérez describía una «calma moi tensa», rodeados por varios frentes y a la espera de que el viento no complique aún más la situación: «Xa é o día 10 de lume e supoño que a xente xa estará cansada, faltan medios e que estamos igual xa non son a provincia de Ourense senón prácticamente en todo o sur de Europa».
El fuego tampoco ha llegado aún a A Veiga, que se encuentra también en alerta máxima y ha decidido suspender la feria del mañana lunes.
En Quiroga (Lugo), el fuego arrasó el núcleo deshabitado de Ferreira y amenazó varios pueblos, mientras el Concello reconocía que la «falta de medios complicou aínda máis a situación». El puesto de mando se ha instalado en Bendilló.
El estado de los incendios en Galicia
El balance oficial de la Consellería de Medio Rural confirma la magnitud de la ola de fuegos. En Ourense permanece declarada la situación 2 en toda la provincia, lo que permite reforzar los medios y agilizar los trámites. Entre los incendios más graves figura el que arrasa desde hace días Chandrexa de Queixa y Vilariño de Conso, unido a otros frentes y que afecta ya a unas 17.500 hectáreas en varios municipios, entre ellos Manzaneda, Montederramo, A Pobra de Trives, O Bolo y Laza. También siguen activos los de Maceda, con 3.000 hectáreas; Oímbra-A Granxa, con 11.000; A Mezquita-A Esculqueira, que alcanza 9.500; y los de Vilardevós, con varios focos en Vilar de Cervos (900 hectáreas), Moialde (500) y Fumaces (100).
En Valdeorras, el gran incendio de Larouco-Seadur ha quemado unas 6.000 hectáreas y afecta también a Petín, Quiroga y A Rúa. A esto se suman los nuevos frentes de O Barco, aún en evolución, y los daños en Vilamartín y A Rúa.
El parte recoge además otros fuegos activos en Carballeda de Avia (1.300 hectáreas), Beade (100) y Xinzo de Limia (150), así como un incendio en San Cibrao das Viñas que supera las 20. En total, más de una decena de municipios ourensanos sufren incendios que avanzan sin control, con más de 50.000 hectáreas calcinadas en la provincia.
La ola de incendios también ha golpeado la red viaria:
• A-52: circulación interrumpida en el km 155 y en el carril derecho del km 260.
• N-525: cortada entre los km 178 y 181 (Cualedro).
• OU-1009: cortada en el km 1 (Cabreiroá-Vilar de Cervos).
• OU-533: circulación condicionada con pasos alternativos desde el km 41 hasta Petín y corte total en O Bolo.
Una comarca exhausta
Valdeorras vive una de sus peores crisis en décadas. Los frentes se multiplican, los vecinos se organizan como pueden y la ayuda llega con cuentagotas. El cansancio es general, con cortes de luz, teléfono y agua que se repiten en toda la comarca, mientras los concellos hacen llamamientos constantes a la prudencia y a la solidaridad vecinal.
Mientras tanto, el fuego sigue avanzando y los municipios temen que las próximas horas vuelvan a ser decisivas.