«Soy de Madrid, pero como mis abuelos viven aquí, me voy en verano a dormir con ellos». Esta frase, además de preciosa, es mágica. Refleja perfectamente la magia de un micro, la magia de la radio al fin y al cabo.
Irene estaba pintando con sus compañeros de campamento. Llevaban toda la mañana aprendiendo a hacer graffitis y se les veía muy empeñados en obtener buenos resultados. Realmente en los campamentos urbanos realizan muchas actividades y muy divertidas, y se lo pasan en grande estos meses de verano. A Irene la encontrábamos en el Vilaverán de Vilamartín y parecía estar disfrutando de verdad. De hecho, acto seguido nos contaba que se lo estaba pasando muy bien, que le gustaba mucho el campamento y que el año que viene repetiría seguro.
Sin embargo, les leo otra vez la primera frase que dijo: «Soy de Madrid, pero como mis abuelos viven aquí, me voy en verano a dormir con ellos». El micro mágico conseguía una vez más mostrar lo que verdaderamente más importaba a la pequeña, pasar tiempo con sus abuelos y disfrutar de un despertar en su casa del pueblo.
La felicidad de un menor se mide por el tamaño de su sonrisa en proporción con el resto del rostro. Es decir, que cuando Irene respondió que se lo estaba pasando genial en el Vilaverán, su sonrisa enseñaba incluso sus pequeños dientes, y enseguida volvía a su tarea que tanto la estaba entreteniendo. Pero cuando habló de dormir con sus abuelos, a la sonrisa de oreja a oreja se unió a un brillo especial en sus ojos que hablaba por sí solo.
La inocencia propia de la etapa infantil es un momento en la vida de una persona que se ha de vivir en compañía de la gente que más quieres. Porque es un momento en el que la felicidad ha de ser la protagonista, es necesario que así sea. Los veranos de un niño formarán parte de los momentos más felices de su vida, entre otras cosas porque tendrá tiempo de jugar todo lo que quiera, pero sobre todo, por algo que consideran mucho más importante, poder disfrutar de su familia.
Raquel Cruz