jueves. 28.03.2024

Mil trocitos de turrón

Cortando los turrones, me he dado cuenta de que no estabas. De repente se ha parado el tiempo y me he visto robando el trocito de chocolate sobrante, ese que por feo y mal cortado no se coloca con los demás. Te he visto sacando del cajón del mueble de madera de la sala, mil tapetes bordados a mano, uno de ellos a punto de cruz, hecho por mí en el cole. Cada uno a su bandeja. “Para que queden más bonitas”, te he oído decir. Y las hemos llenado de dulces. Mil trocitos de turrón de almendra y chocolate, duro, blando, de fruta escarchada. Mil mazapanes, polvorones, uvas pasas y piñones. Mil momentos contigo.

He sentido tus pasos a destiempo en el pasillo mientras yo colocaba platos de una vajilla de fiesta que habita todo el año en la vitrina del salón. Has llegado de la cocina cargada con los cubiertos y una sonrisa de satisfacción. Pronto la mesa estará llena. No hay nada que pueda hacerte más feliz. Estamos todos. Cenaremos juntos un año más.

Cuando estemos en tu mesa, distraídos, nos estarás escuchando, observando, fabricando recuerdos nuevos con los que despertar cada día del nuevo año. Y al mirarte, te habré descubierto estudiando mi risa, riendo con la tuya. Quizás por el trajín de platos y fuentes de comida, por el calor de un horno sin descanso, o por el licorcillo del yerno, tus mejillas se habrán puesto coloradas. Será entonces cuando querrás contar tu chiste de Jaimito, ese que tus carcajadas, y las nuestras, nunca te dejaban terminar.

Llegarán las campanadas de La 1 y la complicidad nos delatará ante quien ha recibido a toda prisa el cuenco de las uvas más grandes, preparadas a conciencia, que desiste en el empeño de comérselas a ritmo, como marca la tradición.

Hace tiempo que no eras tú, pero aún estabas aquí. Esta Navidad, ha sido distinto. Hace dos meses que te fuiste y cuesta no pensar en ti. Hoy descubro que cuando dejas de ser niño, la Navidad a veces duele. Pero gracias a ella cada año podré recordar esas risas cuando coloque los trocitos de turrón en cada bandeja, despacio, uno a uno, para pensarte más tiempo, para no olvidarme de ti.

A mi abuela, Raquel Caamiña Castañé.

Raquel Cruz.

Mil trocitos de turrón