Valdeorras Pueblo a Pueblo - Barrio y Castelo (Rubiá)

En esta ocasión nos dirigimos a Barrio y Castelo, dos parroquias del concello de Rubiá que comparten iglesia y una misma identidad ligada al territorio.

Nos adentramos en rincones que solo conocen sus moradores, descubrimos la riqueza natural y artística y desvelamos los secretos de una tierra y de sus gentes. Conocemos las aldeas de la comarca de la mano de sus vecinos, que comparten con nosotros su forma de vida, sus tradiciones y su historia.

En Valdeorras, Pueblo a Pueblo, hacemos parada en Barrio y Castelo, dos pueblos de Rubiá situados en el Parque Natural da Serra da Enciña da Lastra, desde donde la mirada se pierde entre montañas lejanas que dibujan el valle y permiten contemplar la espectacular orografía de la sierra, con sus agrestes cumbres y su naturaleza imponente.

Ponemos rumbo a Barrio y Castelo por la N-120 en dirección Ponferrada. Tomamos el cruce hacia A Veiga de Cascallá y, desde ahí, una sinuosa carretera nos conduce montaña arriba hasta nuestro destino.

Desde la fuente de O Barrio, atravesando la zona quemada, llegamos a la entrada de O Castelo, pasando por la iglesia.

El primer desvío, donde se sitúa la iglesia, nos lleva a O Barrio, entre las casas que ardieron en el gran incendio de hace tres años, un silencioso testimonio de la vulnerabilidad del ser humano frente a la fuerza de la naturaleza.

La iglesia de Barrio y Castelo (A Asunción) es una construcción sencilla del siglo XVIII, con reformas posteriores y espadaña a los pies. El retablo mayor barroco, con columnas salomónicas, fue devorado por las llamas. Hoy, tras la restauración del templo, lo único que se conserva de aquel conjunto es la imagen de la Virgen, que se encontraba en la capilla de Santo Tirso cuando el fuego llegó para destruirla.

La capilla de Santo Tirso, cuya festividad se celebra el 28 de enero, se encuentra en el centro de O Castelo. En ella, además del patrón, se conserva un cuadro realizado por la antigua maestra, Doña Angelita Rodríguez.

Según cuentan los vecinos, en O Castelo hubo antiguamente un castillo, aunque de él no queda rastro alguno, tan solo la memoria y topónimos cercanos como A Veiga y A Lagúa, donde se dice que se lavaban las mouras.

Pero si hay un lugar que merece especial atención es la Fonte da Lavandeira, que mana entre rocas de pizarra. Era el punto de lavado para la mitad baja del pueblo, ya que la parte alta acudía a otra fuente; porque si algo abunda en O Castelo, son las fuentes.

La Lavandeira fue lugar de encuentro: allí se contaban historias, se iba por agua con el botijo, los más pequeños jugaban a esconderse y los mozos rondaban. Para llegar a esta fuente, que discurre sobre un lecho de pizarra, hay que pasar por el lugar donde antiguamente los mozos pretendían a las mozas, apartado del núcleo del pueblo.

Las mujeres de O Castelo siguen reuniéndose como antaño para tejer, compartir agujas, conversación tranquila y recuerdos de aquellas manos sabias que enseñaban con paciencia. Se ayudan entre todas, como lo hacían las abuelas: despacio, con cariño y sin prisas. Yoli encabeza el grupo, aunque todas forman un conjunto admirable.

Es momento de despedirnos de O Barrio y O Castelo. Dejamos atrás sus caminos y sus casas, pero nos llevamos el recuerdo de su gente: su forma de entender la vida, su humor y una memoria compartida que mantiene vivo al pueblo en quienes lo habitan.

Gracias a los vecinos por abrirnos sus puertas y su corazón:
Regina, Sandra, Ana, Milagros, Yoli, Ángeles, José y Valentín, que nos acompañaron durante el recorrido.

Nos vemos en la próxima parada de Valdeorras, Pueblo a Pueblo.