Una treintena de socios del Club Peña Trevinca mantiene viva una tradición que cumple ya diez años: la colocación del Nacimiento
Como cada año por estas fechas —y ya van diez— el Club Peña Trevinca O Barco volvió a cumplir con una de sus tradiciones más queridas: subir el belén al pico más alto de Galicia, Trevinca, la montaña que da nombre al colectivo. Una cita ya marcada en rojo en el calendario del club y que este año reunió a cerca de una treintena de personas.
La jornada comenzó a primera hora de la mañana con la llegada en autobús al punto de salida, en las inmediaciones de Fonte da Cova, a casi 1.800 metros de altitud. La niebla era persistente en esos primeros momentos, pero, como avanzaría después la jornada, acabó dando paso al sol, que brilló sobre el manto blanco de nieve que cubría la montaña. «Hoy empieza la aventura más blanca del año en este rincón mágico de la montaña de Casaio: Fonte da Cova», escribía uno de los socios en las redes sociales del club.
En total participaron unas 36 personas, algunas de ellas incorporadas en Casaio, donde habían pasado la noche en el albergue. Tal y como explicó el presidente del club, Miguel de la Cal, uno de los principales temores era el estado de la pista por la que debía acceder el autobús: «Tenía que subir un autobús grande, de 60 plazas, y esos últimos cuatro kilómetros suelen ser complicados, pero afortunadamente la pista estaba limpia y pudimos llegar sin problemas hasta A Cabrita».
Desde allí dio comienzo la caminata hacia la cumbre, con abundante nieve, lo que hizo el recorrido más exigente, aunque sin incidentes. «Como siempre, disfrutando», resumía el presidente, destacando además la participación de una niña de 12 años que completó la ruta «como una auténtica campeona».
Fieles a la tradición, fueron precisamente las personas que alcanzaban la cumbre por primera vez las encargadas de portar el belén en los últimos metros. En esta ocasión fueron varios los “bautizados” en Trevinca, entre ellos Alejandro, Diago y Adriana. Una vez colocado el nacimiento, llegó el momento del brindis con espumoso sin alcohol y la degustación de las bicas caseras, antes de inmortalizar la jornada con las habituales fotografías.
Tras el descenso, el grupo se dirigió a Casaio para disfrutar de una comida de confraternización en el albergue De Elba y Pedro, donde también se unieron socios que no habían realizado la ruta. «Es un día de fiesta y es lo que queríamos», señalaba Miguel de la Cal, satisfecho por el buen desarrollo de la actividad.
Desde el club quisieron agradecer especialmente el apoyo recibido para hacer posible la subida, destacando la colaboración de la Diputación de Ourense, que facilitó el transporte, así como el servicio prestado por la empresa Atvisa. «Siempre que necesitamos algo vinculado con la provincia, la Diputación se vuelca con nosotros», subrayó el presidente.
Una jornada redonda, marcada por el compañerismo, la tradición y la montaña, que consolida un año más una de las citas más emblemáticas de la Peña Trevinca O Barco.