Lo de María, el sueño que cruzó fronteras y hoy teje su propio destino en O Barco
Una vida de trabajo, tradición, agujas y ganchillo que convierte el antiguo establecimiento de Charo López en el taller soñado y refugio creativo de María Joao
Hace 22 años, María Joao llegó a O Barco con su marido desde Vila Real, en Portugal. Venían buscando trabajo en las canteras, como tantos otros que cruzan la frontera con una maleta llena de esperanza. No imaginaba entonces que la vida la llevaría, puntada a puntada, hacia un destino muy distinto, una mercería que hoy lleva su nombre y que nace de la constancia, el oficio aprendido desde niña y un amor profundo por el ganchillo que heredó de las mujeres de su familia.
Este viernes, al abrir las puertas de Lo de María, en el local que durante años ocupó Charo López, no solo inauguraba una tienda, inauguraba un sueño. Y allí, arropándola, estaban su marido y su familia, que volvió a hacer el mismo camino desde Portugal, esta vez no para buscar futuro, sino para celebrarlo con ella.
Una tienda con alma, hecha a mano
“Lo de María” es mucho más que una mercería. Es un espacio lleno de texturas, colores y pequeños tesoros hechos a mano: prendas tejidas con mimo, batas artesanales, mandalas de ganchillo, accesorios personalizados, ropita de bebé bordada con nombre, chales, vestidos, bufandas, bolsos y todo tipo de detalles que nacen de la creatividad y de la paciencia que solo dan los años de oficio.
María lo hace todo: teje, cose, borda, asesora, arregla ropa y también recibe encargos especiales. Cada pieza lleva algo suyo, como si en cada hilo quedara atrapado un pedacito de su historia.
Y, por supuesto, no falta la mercería tradicional: cremalleras, hilos, botones, agujas, tijeras, bies, puntillas, hilos de crochet, lanas de calidad traídas de Portugal, lino, telas… un surtido amplio, práctico y escogido con cariño para quien busca calidad y confianza.
La pasión que empezó a los siete años
Su historia con el ganchillo nació muy pronto. Con siete u ocho años, observaba en su pueblo a sus tías, su madre y las abuelas trabajar durante las tardes enteras. Aquellas agujas y aquel ganchillo moviéndose al ritmo de conversaciones de familia la atraparon para siempre. «Les pedí que me enseñaran», recuerda. Y desde entonces nunca dejó de tejer.
En Portugal trabajó de otras cosas, pero fue aquí, en España, donde el oficio se convirtió en profesión. Durante casi quince años fue el alma de otra mercería local, y hoy se decide a dar el paso más valiente: abrir la suya propia.
Un lugar para aprender y compartir
María no solo vende y crea, también acompaña. Da consejos, ayuda a elegir la lana adecuada, explica cuánta cantidad se necesita para un jersey, presta apoyo a quien se atasca en un punto y sueña con tener tiempo para abrir grupos de cursos y talleres, porque lo que más le gusta —dice— «es estar con la gente».
Su tienda aspira a convertirse en un pequeño refugio donde las personas puedan pasar un rato entre hilos, agujas. ganchillo y conversación, igual que hacían sus tías y abuelas tantos años atrás.
Un proyecto que continúa una tradición
El local donde se levanta Lo de María tiene historia, fue durante años el establecimiento de Charo López, que estuvo presente en la inauguración para apoyar este nuevo comienzo. Fue un gesto bonito, de relevo y cariño entre mujeres que dedican la vida al trabajo artesanal y a la cercanía con el cliente.
Lo de María ya está abierto
Desde este viernes, a las siete y media de la tarde, O Barco tiene un nuevo rincón lleno de color, de cálido olor a lana y de historias que se tejen en silencio. Y María tiene algo que ofrecerle a cualquiera que entre por la puerta: un consejo, una sonrisa, un encargo único o ese detalle hecho a mano que no se encuentra en ningún otro lugar.
Después de tantos años de trabajo, de aprendizajes, de emigración y de esfuerzo, su sueño ya es real. Lo de María no es solo una tienda, es el lugar donde las puntadas de su vida se han unido al fin para formar algo bello.
Fotografía: Paz Vega