Llegó la primavera, aunque ya se dejó notar con fuerza en febrero. Es atípica. Este es el cuarto año más cálido del presente siglo, según los meteorólogos. Aún cuando existe una previsión a largo plazo, por eso de que la meteorología no es una ciencia exacta, los expertos avanzan que todo apunta a que será una estación seca y, sobre todo, con temperaturas por encima de lo normal.
Esta primavera atípica tiene doble cara. Es una «bendición» para la mayoría de vecinas y vecinos de la comarca, que recibe con entusiasmo el buen tiempo como sinónimo de sol, naturaleza y ocio. Pero resulta una «maldición» para agricultores y viticultores, que la asumen a «regañadientes» por el riesgo que puede entrañar para sus cultivos. «Las cepas de los viñedos ya están brotando, antes de tiempo, y una helada fuerte calcinaría el fruto. Lo mismo ocurre con los árboles frutales», exponen preocupados productores de uva y frutales de la comarca.
Recuerdan la pérdida de cosecha de uva que se registró 2017, debido a una helada inesperada en el mes de abril que arrasó los viñedos mermando la producción de aquél año. «Sin agua no hay vida», señalan con contundencia haciendo alusión a la necesidad de lluvia.
Mientras las altas temperaturas están adelantando los ciclos de maduración, vecinas y vecinos comienzan a disfrutar de los beneficios de la agradable temperatura. Ocurre así en el Paseo de O Malecón de O Barco, que se ha puesto de «verano».
En el citado entorno, ya se luce la manga corta y bañadores en las primeras hamacas colocadas a la orilla del río Sil. Hay «overbooking» en las mesas habilitadas al aire libre para jugar a las cartas. Y no cabe un «alfiler» en los parques infantiles.
La primavera ya está aquí y parece que llega para quedarse.