Joyería Víctor: medio siglo de tradición y un oficio que también escucha

Joyería Víctor: medio siglo de tradición y un oficio que también escucha

🏪 Nombre del establecimiento: Joyería Víctor

📅 Año de fundación: 1969 (en la Plaza Lauro Olmo desde 2003)

📍 Dirección: Plaza Lauro Olmo — O Barco de Valdeorras

🙋 Quién te atiende: Víctor y Lourdes

Horario: De lunes a viernes, de 10.00 a 13.30 y de 17.00 a 20.00. Fin de semana: solo mañanas (en Navidad, también los sábados por la tarde).

🧾 Sector: Joyería, relojería y regalos

🛍️ Qué ofrece: Anillos, pendientes, pulseras, colgantes, relojes clásicos y de moda, piezas de oro y acero, arreglos de joyas, cambios de pila y venta online

🧑‍🤝‍🧑 Para quién: Para quienes buscan una joya especial, un regalo significativo o asesoramiento experto desde los 15 hasta los 90 años

🧬 ADN: Joyería Víctor es uno de esos negocios que forman parte de la memoria del pueblo. Abierta en 1969 por los padres de Víctor, mantiene su esencia familiar a pesar de haber cambiado de local en 2003. El objetivo siempre ha sido el mismo: modernidad y exclusividad, ofreciendo marcas y diseños que solo se encuentren aquí, piezas diferentes y un catálogo que se renueva constantemente.

Esa búsqueda de algo especial explica parte de su éxito. «Intentamos estar al día y tener cosas que solo vendamos nosotros», asegura Víctor. Las pulseras son, hoy en día, el regalo estrella, sobre todo en Navidad, porque hay opciones para todos los bolsillos: desde acero hasta oro.

Pero la modernidad convive con la experiencia. Víctor lleva 31 años al frente del negocio, desde que falleció su padre en 1994. Lo que comenzó como una ayuda temporal a su madre terminó convirtiéndose en una carrera profesional ligada a la tradición familiar.

🗣️ Hablamos: A este establecimiento entra un público amplísimo: mujeres y hombres, jóvenes que buscan su primera pieza y clientas fieles que llevan décadas escogiendo aquí cada regalo importante. «Tenemos gente que viene desde hace 50 años. Algunos solo los conozco de la tienda, sé que viven fuera», reconoce Víctor entre risas.

También ha cambiado la manera de comprar. Antes la gente entraba, miraba y compraba. Ahora, explica, hay quien viene a contar su vida, a desahogarse o simplemente a charlar. «Somos un poco psicólogos, como en los bares», dice. Y añade que, aunque cada vez es más difícil prever lo que busca la gente, el comercio enseña a descifrar a cada cliente… aunque últimamente «ya nos perdemos más que antes».

Los cambios del sector también se notan: la venta online funciona, aunque competir con los grandes es complicado. Aun así, la tienda sigue apostando por mostrar piezas que en internet no se aprecian igual. «Unos pendientes no es como un pantalón: no sabes cómo te sientan hasta que te los pruebas».

Respecto al precio, Víctor es claro: el oro está ahora «exageradísimamente caro». Lo que hace 20 años costaba 100 euros, hoy puede costar 1.500. Una realidad que sorprende a muchos clientes.

En relojería, el reloj inteligente ha cambiado el mercado, pero no lo ha sustituido. El reloj clásico —tanto el de diario como el de estética elegante— sigue siendo un símbolo de personalidad, especialmente para los hombres, que buscan calidad, prestigio y relojes mecánicos automáticos.

Sobre el futuro, Víctor es prudente. Le quedan cerca de veinte años de trabajo y confía en seguir, pero reconoce las dificultades del comercio pequeño: burocracia, normativas que consumen tiempo, presión fiscal. «Hasta tuvimos que hacer un cursillo de blanqueamiento de capitales para la no financiación del terrorismo… no le veo mucho sentido». Y aunque no cree que haya una tercera generación, la joyería continúa con fuerza gracias a la clientela fiel y al valor sentimental que rodea este oficio.