jueves. 28.03.2024

Las explotaciones de porco celta pueden ser una alternativa para hacer rentable el medio rural y son esenciales para la prevención de incendios. Así quedó de manifiesto durante la penúltima ponencia de las Xornadas de oportunidades do medio rural que se desarrollan en O Barco. En esta ocasión, Iván Rodríguez Paz, veterinario y director técnico da Asociación de Criadores de Ganado Porcino Celta —ASOPORCEL—, fue el técnico que puso sobre la mesa las ventajas de la citada raza autóctona y un nuevo sistema sostenible para la cría ejecutado en Friol, Lugo. Por su parte,  Raquel Méndez, criadora de Rubiá, relató su experiencia personal.

Rodríguez Paz profundizó en la innovación de la gestión silvopastoril del porco celta, poniendo como ejemplo a la Asociación de Montes de O Carballo, de Friol, Lugo, que conjuga el aprovechamiento del monte con la producción de carne de calidad de esta especie, a través de  un método nuevo basado en energías renovables. Dicha comunidad cría 50 cerdos celtas de cebo, en 30 hectáreas incardinadas en un monte de 200, además de producir madera y resina, setas, ganado vacuno, caballos y miel.

En esta explotación de Friol, referente en Galicia,  fue diseñado un sistema móvil, que se puede trasladar a cualquier parte de monte, para la cría, pastoreo libre y suministro de alimento a los animales.  Es una explotación autosuficiente, rodeada de malla eléctrica —aleja jabalíes y lobos—, dotada de placas solares para abastecer la energía de todo el sistema. Además del  pastor eléctrico, cuenta con comederos, refugios para que duerman los animales, dosificadores de agua fresca a cualquier hora del día e, incluso, el sonido de un timbre, a modo de campana, al que obedecen los animales para su control.

«É un equipamento a pequena escala que permite a mellora de empresas no ámbito rural», puntualizó Iván Rodríguez.

El porco celta comenzó a ser recuperado por la Asociación de criadores en 1999, si bien todavía es una especie incluida en el catálogo oficial de razas en peligro de extinción. Para que deje de serlo, «aínda queda moito», expresó el técnico, pero se puede conseguir aprovechando parcelas abandonadas porque esta especie desbroza y abona el terreno, previene incendios, ayuda a diversificar la producción, produce carne de calidad y entraña la dinamización de los pueblos a través de fiestas para su exaltación como son las de Sarria y Friol.

Y es que el porco celta come raíces, tubérculos, silvas, toxos, bellotas, castañas y, en definitiva, de todo. Es una raza rústica, que se cría de forma extensiva y muy adaptada al medio —apenas tiene enfermedades—, con una carne más jugosa, tierna y saludable, que la del cerdo convencional; de color rojo intenso  —por la cantidad de hemoglobina— cargada de vitaminas y minerales. Además, cuenta con el sello de 100% autóctono.

Por su parte,  Raquel Méndez relató que inició su explotación de porco celta en Rubiá hace seis años y, desde entonces, ha llegado a alcanzar los 50 ejemplares. Explicó que, en su caso, constituye una fuente de ingresos complementarios y que ahora mismo hay demanda del porco celta.  Eso sí, una de las necesidades para abrir una explotación es contar con grandes superficies de terreno, que «pódese comprar ou ben pódencha prestar os veciños, pois o monte está abandonado». Y animó a producir porco celta.

Finalmente, el alcalde, Alfredo García, recordó que el Concello de O Barco ha realizado varias iniciativas en los últimos años para fomentar la apertura de explotaciones organizando excursiones a localidades de las provincias de Ourense y Lugo.

Iván Rodríguez: «O porco celta abona, desbroza, evita incendios e produce carne...