Gabriel Faversani regresa a Valdeorras con dos espectáculos que emocionan y hacen pensar
El actor y director argentino Gabriel Faversani vuelve a Valdeorras por cuarta vez con dos propuestas teatrales muy distintas, pero con un denominador común: el compromiso emocional y social. Este fin de semana, la Casa Grande de Viloira acoge sus espectáculos «Vine a verte» y «Los cuentos de Gabotino», dos funciones que han recorrido ya más de cien ciudades y que buscan dejar huella en el público.
El sábado a las 20.30 horas se presenta Vine a verte, una obra del autor catalán Martí Pérez Ferrer Bairreda que narra el reencuentro de dos hermanos tras un largo tiempo sin verse. La historia, marcada por las emociones y los silencios compartidos, aborda temas como las adicciones, la relación con los padres y el sentido de la vida. «Es una obra muy profunda. No es para todos los públicos, especialmente por la temática», explica Faversani, que ya ha representado este texto en Sudamérica, México, Alemania, Italia y España.
La propuesta del domingo, Los cuentos de Gabotino, cambia completamente de tono, aunque no de intención. A las 18.00 horas, Faversani se transforma en un narrador que defiende el respeto, la ecología y los derechos humanos con humor e interacción constante con el público. «Los niños suben al escenario, se divierten, pero también se llevan un mensaje muy fuerte y muy lindo», afirma. Esta obra ha llegado incluso a comunidades desfavorecidas, como zonas rurales de México o centros de refugiados en Alemania. «Todos los niños del mundo entienden el lenguaje del amor», señala el actor.
Faversani guarda una conexión especial con Valdeorras, donde reside un gran amigo suyo, el clown Gabriel Prada, natural de Viloira. «Me enamoré de este valle. La comida, la gente, es como estar en casa», comenta. Aunque su gira le llevará después por Cataluña, Alemania e Italia, confiesa que siempre quiere volver. «Esta tierra también forma parte de mi historia. Hay un vínculo muy fuerte».
Además de las funciones, el artista se ofrece a charlar con el público después de cada obra. «Lo importante es que el teatro deje algo en las personas», asegura.