Cedie: de cal, minería y abandono a cultura, turismo y trabajo remoto

Cedie: de cal, minería y abandono a cultura, turismo y trabajo remoto

Una delegación internacional visita O Barco para conocer el proyecto de recuperación de la fábrica de cal de Cedie, que aspira a convertirse en un centro cultural y de trabajo remoto y formar parte del catálogo europeo de iniciativas contra la despoblación

Un edificio abandonado. Un pasado ligado a la minería. Y una idea: convertir lo que fue una fábrica de cal en un centro vivo, un lugar en el que se cuente la Historia, la cultura se escuche y el trabajo remoto encuentre su espacio.

Así es el proyecto que ha puesto a O Barco de Valdeorras en el punto de mira europeo. La pasada semana, una delegación formada por expertos de siete países —Italia, Lituania, Bulgaria, Finlandia, Irlanda, Noruega y España-Portugal— ha visitado el municipio para conocer de primera mano esta propuesta de recuperación del patrimonio industrial con vocación de futuro.

La visita forma parte del proyecto EDIN, financiado por el programa Interreg Europe de la Comisión Europea, que busca soluciones reales y replicables frente a la despoblación. La iniciativa barquense aspira a ser incluida en un catálogo de buenas prácticas que se presentará en Bruselas.

La transformación de la antigua fábrica de Cedie incluye la creación de un Centro de Interpretación da Minería —con contenidos que abarcan desde la época romana hasta las explotaciones actuales—, un auditorio para conciertos y exposiciones, y una zona de coworking pensada para atraer profesionales que puedan vivir y teletrabajar desde O Barco.

Y todo ello se hará en un espacio rehabilitado siguiendo criterios arquitectónicos inspirados en otras experiencias españolas de recuperación de espacios industriales.

Fue el propio alcalde, Aurentino Alonso, quien presentó el proyecto a los expertos, acompañado por la concejala de Cultura, Margarita Pizcueta; representantes de la empresa Cedie, dirigida por el barquense Honorato López Isla; y el exalcalde Alfredo García, impulsor inicial de la idea.

Más que una propuesta arquitectónica, el futuro centro busca convertirse en un motor de actividad para el municipio y en una referencia para otros territorios de baja densidad. Lo que ayer fue industria, mañana puede ser innovación, cultura y vida.