O Barco homenajea al doctor Del Río: «Venía por dos meses y me quedé más de 30 años»

organizadoras del homenaje
El médico palentino se despide del hospital comarcal tras tres décadas de servicio y asegura sentirse ya un valdeorrés más

Lo que iban a ser solo un par de meses en O Barco se convirtieron en más de 30 años. El doctor Del Río, oftalmólogo del Hospital Comarcal, llegó en febrero de 1992 con la idea de encontrar un destino más cercano a su tierra, Palencia. Sin embargo, la comarca lo atrapó y aquí ha echado raíces. Ahora, sus compañeros han querido despedirlo como merece, con un homenaje lleno de cariño y gratitud.

El homenaje, organizado por Pilar, Ángeles, Montse y Charo, se celebró en el restaurante Fernando III y reunió a 58 personas. «Él solo esperaba una comida entre compañeros, pero lo que encontró fue una gran sorpresa», explican las organizadoras. Durante el evento, el doctor recibió varios regalos cuidadosamente escogidos: un puzle gigante, una maqueta de cerámica, un álbum de fotos, una sierra de mesa, un cheque para un viaje y una cesta con semillas para su huerta, su gran pasión.

El doctor Del Río recuerda con humor su llegada a O Barco: «No encontraba el hospital. Yo esperaba un edificio tipo residencia de ciudad y pasaba de largo. Llegaba hasta A Rúa, volvía, llegaba hasta el ayuntamiento… Hasta que pregunté y un señor me dijo “Ah, sí, eso que es ahí”». Desde entonces, su vida ha estado ligada al hospital y a la comarca.

Aunque nació en Palencia, emigró de niño a Argentina y, al regresar, vivió en Barcelona y Ávila. Pero O Barco es donde más tiempo ha pasado: «Mis hijos son barquenses, así que no se puede dejar», afirma con orgullo. Y tiene claro que aquí seguirá: «Nos quedamos. Sí, sí».

Ahora, con la jubilación recién estrenada, tiene claro a qué quiere dedicar su tiempo: «Yo tengo una finca y de ahí no salgo. Me encanta estar al aire libre, hacer cosas, la huerta, los animales… Ahí me lo paso genial».

Sus compañeros coinciden en que su caso no es lo habitual. Muchos médicos llegan a O Barco, pero pocos se quedan tanto tiempo. «Nos hacía ilusión hacerle este homenaje porque no es común que alguien venga de fuera y se quede. Se lo merece», explican.

El doctor Del Río se va con la satisfacción del trabajo bien hecho y el cariño de toda una comunidad que lo considera ya uno de los suyos. Ahora le espera una vida más tranquila, pero en el mismo lugar donde, sin planearlo, encontró su hogar.