Alferdo García: «Soy una persona afortunadísima, he tenido la vida que he querido tener»
Cerca de un centenar de vecinos, amigos y compañeros se reunieron en el Pazo do Castro para rendir un cálido homenaje a Alfredo García, que este año dejaba la alcaldía de O Barco tras 26 años al frente del municipio. La jornada, llena de cariño y cercanía, combinó recuerdos, anécdotas y buena comida, en un ambiente donde la gratitud y la alegría compartida fueron los protagonistas.
El acto comenzó con la intervención de Aurentino Alonso, teniente alcalde y sucesor de Alfredo García, quien destacó la importancia del homenaje: «Unha celebración que aquí Alfredo parece que está meditando que non é merecida, pero sí que é moi merecida. Para min, despois de 35 anos que coñezo a Alfredo, 27 traballando xuntos, e desde o 2010, codo con codo como concelleiro, é difícil improvisar unhas palabras sin escribílas».
Aurentino repasó la trayectoria de Alfredo, resaltando su papel como presidente del Eixo Atlántico, de la Federación Galega de Municipios e Provincias y defensor incansable de O Barco y Valdeorras: «Ao longo destes anos, transformaxelo nun povo moderno, acolledor e amable, onde o cidadán é o centro de cada actuación». Recordó proyectos emblemáticos como la modernización de edificios públicos, la mejora de infraestructuras y, sobre todo, la transformación del malecón, que convirtió al río Sil en el corazón de la vida local: «O Barco vivía de costas ao río Sil, e hoxe o río é a xoia do municipio, o espazo que nos une».
Entre anécdotas y recuerdos entrañables, Aurentino mencionó los retos que Alfredo afrontó con firmeza: grandes incendios forestales, inundaciones y reprobaciones en la Diputación de Ourense por defender siempre lo justo para su municipio. «Ese logro leva moi todo o teu empeño», dijo, refiriéndose al plan único provincial que hoy beneficia a todos los concellos de la provincia, fruto de la tenacidad y del diálogo constante de Alfredo.
Agradeció a su antecesor la visión de un Barco mejor y «por servir sin descanso a tu pueblo». También recordó una a una la gente que estuvo con Alfredo durante estos 26 años: «Alicia, Begoña, Cristina, Diana, Irene, José María, Julín, Lalo, Luis, Cuca, Luis Ramos, Macu, Manolo Fuertes, Manu, Marga, Martín, Mari, Mercedes, Miguel, Natalia, Noli, Orlando, Potolo y yo personalmente».
Intervención de Aurentino Alonso, actual alcalde de O Barco:
El propio homenajeado tomó la palabra con su característica retranca y humor, recordando su larga trayectoria en la política municipal: «Yo estoy acostumbrado a estos tragos. A mí habitualmente, recuerdo que durante muchos años cuando iba a un acto yo llegaba al acto en sí y decía ‘oye, pero esto ¿de qué va?’ Y dice, bueno, tú no hace falta que sepas de qué va, ya te las arreglarás. Tú sal ahí y di lo que te parezca».
Entre risas, Alfredo compartió una anécdota divertida que refleja su cercanía con los vecinos: «Una señora por la calle se me acercó y me dijo: 'pero ¿cómo vamos a votar a ese del PP si no es del Barco?' Y yo dije todo cargado de razón: efectivamente. Eso lo que quiere decir es que a mí por aquello de caer gracioso, siempre me consideraron del Barco. Y realmente lo soy».
Además, recordó con cariño su paso por la enseñanza, que marcó su vida: «De pequeño quise ser maestro… y fui maestro. Después pasé por todos los estadios, fui director, estuve en proyectos educativos experimentales, pero tenía el gusanillo de la política y quería hacer algo por mi pueblo». Una combinación de vocación, curiosidad y dedicación que definió toda su carrera política.
El homenaje concluyó entre aplausos, abrazos y un cocido compartido, donde se respiraba afecto y reconocimiento: «En fin, gracias a comer, a disfrutar, y yo he disfrutado mucho y disfruto mucho de teneros como amigos. Muchas gracias», cerró Alfredo, dejando patente su gratitud y la satisfacción de haber servido a su pueblo.
Intervención de Alfredo García:
La jornada no solo celebró los logros de Alfredo García como alcalde, sino también su humanidad, sentido del humor y cercanía, que marcaron una época en O Barco. Su legado, reflejado en infraestructuras, espacios públicos y en la memoria colectiva de sus vecinos, permanecerá como ejemplo de dedicación y servicio a la comunidad.