Un concierto desde el corazón en la iglesia de Santa María dos Remedios

La música, cuando nace de lo cotidiano y lo sincero, tiene un poder especial. Eso fue exactamente lo que ocurrió en la iglesia de Santa María dos Remedios de Larouco, donde se celebró un pequeño concierto que terminó siendo una gran experiencia para quienes asistieron. María y José Manuel, dos músicos ligados a la asociación AMAVA, ofrecieron un recital a dos voces en un espacio elegido no por lo religioso, sino por la magia de su acústica.

María y Patricia Lamela, alcaldesa de Larouco, en su encuentro en el Paladium

Todo empezó de manera muy natural. «Buenas, soy María, la chica de la actuación. Te cuento todo», dice con una sonrisa. «Esto surge porque Patria, la alcaldesa, me ve cantar un día en el Paladium con la asociación AMAVA del Barco y me pide si podemos hacer algo aquí, en Larouco. Llevo ya cinco años viviendo en el pueblo, estoy empadronada, y he estado trabajando de camarera en uno de los bares. Al final, conozco a casi todo el mundo».

José Manuel y María en el concierto de la Iglesia de Larouco

Con esa conexión tan auténtica con los vecinos, la propuesta no podía quedarse en el aire. Aunque solo había dos semanas para organizarlo, María no dudó. «Tenía que encontrar a alguien del pueblo que tocara o cantara, porque los chicos del barco estaban a tope. Y encontré a José Manuel, que me acompañó con el saxo y también con su voz. Es de Salamanca, está en una banda… y se tiró a la piscina conmigo. Ensayamos a tope, nos compenetramos muy bien, y salió algo muy bonito».

Así interpretaron María y José Manuel el tema de Frank Sinatra, «My way»:

El concierto se celebró en la iglesia, un espacio que ayudó a que todo sonara aún más especial. «No fue por lo religioso, fue por la acústica, que es increíble allí», explica María. La noticia corrió por el pueblo, y el día del concierto llegaron más personas de las que esperaban. «Mucha gente se sorprendió, no sabían que yo cantaba. Pero ya nos conocíamos todos, así que fue un ambiente muy de casa, muy acogedor».

El repertorio fue pensado con mimo: algunos clásicos en inglés, un bolero, Aleluya, y temas de Frank Sinatra. «Pensamos en la gente mayor del pueblo, que sabíamos que vendría, y queríamos que estuvieran cómodos, que disfrutaran».

Ana fue la que condujo y presentó el concierto

Además, Ana, la mujer de José Manuel, puso su granito de magia. «Ella se dedica al teatro, tiene mucho arte para hablar y presentar. Le dio un hilo conductor a todo, explicando las canciones, haciendo que la gente se sintiera aún más conectada».

Al acabar, hubo emoción, lágrimas, abrazos. «Varias señoras se me acercaron llorando… y claro, yo también lloré. Fue precioso».

No fue solo un concierto. Fue un regalo mutuo: de María al pueblo que la acogió, y del pueblo a María, que les regaló su voz. Una noche sencilla, sincera… y para muchos, inolvidable.