jueves. 28.03.2024
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La problemática generalizada en el campo se une, en el caso

de la apicultura, a la aparición de otros agentes que provocan la merma de las

colmenas

La importancia de las abejas y de su polinización es vital para la vida humana. La biodiversidad terrestre y la producción alimenticia mundial dependen de este proceso mediante el cual se fecundan las flores que posteriormente darán semillas y frutos.

Según los datos que maneja el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), aproximadamente un 70% de los cultivos agrícolas son efectivos gracias a la polinización. Asímismo, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) calcula que el 90% de la alimentación mundial depende de la polinización de las abejas y que un buen número de frutos secos, semillas y frutas pueden ver caer su producción sin la presencia de tales insectos.



En la actualidad, se puede considerar que España se encuentra entre los países más vulnerables al cambio climático a nivel mundial, debido tanto a su situación geográfica como a la composición de sus sectores socioeconómicos. Por el momento, gran parte de la comunidad gallega, y en concreto la comarca de Valdeorras es de las zonas menos afectadas por este cambio climático pero los apicultores son conscientes de que no pueden relajarse ya que no es el único enemigo con el que cuentan sus abejas. La varroa y la temida vespa velutina también minan sus colmenas.

Por esta razón, la preocupación del sector apícola es máxima. La Asociación de Apicultores de Valdeorras cuenta en la actualidad con 85 socios, pero son muchos más lo que se dedican, en la comarca a esta labor. Armando Rodríguez Losada, presidente de la Asociación recalca que la varroa, ese parásito que debilita a las abejas, la vellutina y el cambio climático son entre otros los inconvenientes de su día a día.

“Es una suma de problemas” ha destacado Rodríguez quien señaló, respecto al cambio climático el cambio en las estaciones. “Con marzo llega el buen tiempo, las colmenas despiertan pero, si vuelve el frío, como ha ocurrido en años anteriores se rompe el esquema”, detalló.

“Ocurre también con la sequía, no hay néctar en el campo y el apicultor tiene que ayudar a las abejas lo cual antes no ocurría”, destacó. Añadió además un cuarto problema; la avispilla del castaño. “Para la miel de castaño es fatal y eso también influye en el pasto de las abejas”, destacó.

Rodríguez reconoce que hay productos para paliar estos problemas pero debilitan a la abeja lo cual tampoco es bueno. “Ha cambiado mucho la apicultura. Antes había colmenas que no eran atendidas, estaban en el campo y producían igual. Ahora si el apicultor no ayuda, es imposible”, destacó.  

Respecto al balance de producción de anteriores campañas, el presidente señaló que el pasado año hubo buena cosecha en las zonas más bajas de Valdeorras mientras que en las altas no, justo lo contrario a lo ocurrido hace dos años. “No sabemos a qué nos vamos a enfrentar”.

Respecto a la velutina asegura que en Valdeorras todavía las personas no están concienciadas para realizar el trampeo. “Si no afecta directamente no hay interés en formarse para combatirla”. La asociación, con la colaboración de administraciones locales trata de que exista un trampeo para que la velutina no acabe con las colmenas de Valdeorras como ya ha ocurrido en otras zonas de Galicia y El Bierzo, aunque reitera que no hay interés, solo por parte de algunos concellos.

Son solo parte de la problemática a la que se enfrenta, día a día la apicultura. La expansión del COVID 19 ha forzado  la suspensión de la concentración ante el Ministerio de Agricultura de los más de 30.000 apicultores españoles. Estos pedían ayudas para solventar las problemáticas comunes del campo como los precios en origen con sus cuestiones específicas como la fuerte competencia de las mieles importadas de países como China o Argentina.

Problemas de la apicultura en Valdeorras: velutina, varroa y cambio climático