El delantero del CD Barco que vendió su coche para cruzar el charco
El delantero argentino Ariel Herrera llegó este verano al CD Barco. Procedía del Cented, con el que logró el ascenso la pasada temporada, solo unos meses después de llegar a España.
Su historia merece la pena ser contada. Ariel arriesgó todo para cruzar el charco, a pesar de no tener nada seguro, y así poder cumplir su sueño de ser futbolista en nuestro país y mejorar sus condiciones de vida.
En una entrevista que publica Ángel Martínez en FutbolinGalicia, Ariel Herrera explica que su llegada a Galicia fue «de película». Tuvo que vender su coche para reunir el dinero necesario para emprender el viaje desde su Argentina natal a España, algo para lo que contó también con la ayuda «de mi papá, mi tío Loly y el resto de la familia». Cuenta que «esperaba desde hace mucho tiempo» poder trasladarse a tierras gallegas.
Ariel Herrera sacó dos billetes para volar a España las pasadas Navidades. «Pasé la Nochebuena en el avión. Cuando aterricé, me esperaba en el aeropuerto mi compatriota Nico (jugador del Cented) y Chus», relata el delantero del CD Barco sobre su aventura. Lo más «loco», dice, es que llegó a Galicia «sin tener nada seguro. Por suerte, me encontré con buenas personas que me ayudaron mucho a adaptarme».
En cuanto a los motivos de cambiar su vida por completo, Ariel Herrera apunta que, además de crecer como futbolista, buscaba «una mejor calidad de vida para mí y para mi familia, y crecer como persona».
Actualmente, disfruta corriendo en la banda de Calabagueiros. Es un futbolista atrevido, que no se amilana ante ningún rival y al que le gusta encarar. Está contento en el CD Barco y se marca el ascenso como objetivo, «aunque tenemos que ir paso a paso, porque queda mucho». Cree que la clave para que el equipo regresa a Tercera RFEF es «seguir siendo un grupo sólido» y valora que haya «competencia interna, porque eso ayuda a mejorar cada día».
En lo que va de temporada, Ariel participó en seis encuentros y anotó dos goles. Cada vez que marca, celebra los tantos haciendo un gesto con las manos que simula una especie de casa, en recuerdo de su familia, que sigue con atención desde Argentina la evolución del delantero. Ariel tiene claro su sueño: «Que mi familia pueda venir a verme jugar».