viernes. 29.03.2024

Teletrabajo, clases por videoconferencia, cumpleaños en confinamiento…Las familias se reinventan en cuarentena para seguir manteniendo la rutina

«Este cumpleaños mola mazo», así comenzó Lucca, el hijo de la vecina de Rubiá, Laura Iglesias, la mañana de su quinto cumple el pasado lunes. Su madre se había esmerado en decorar la cocina —con luces de Navidad, guirnaldas y globos— para que fuera una gran fiesta en cuarentena.

«Pero, ¿cuándo voy a tener un cumpleaños con toda mi familia?», así terminaba Lucca su día de cumpleaños. Tarta, corona y regalos llenaron el día de celebración pero, en Estado de Alarma, no están permitidas las visitas de los familiares ni padrinos aunque cumplas cinco años.

Lucca el día de su quinto cumpleaños

«El cumpleaños lo celebró en el teléfono», así relata la barquense Geles Pomar como fue el quinto cumpleaños de su hijo Mauro. «Tuve suerte porque antes del Estado de Alarma ya tenía los regalos y, al menos, ese día los recibió, pero teníamos previsto organizar la fiesta con otra compañera de colegio y al final fue aquí, en casa y sin amigos, claro», explica la barquense quien destaca que, gracias a las videollamadas, pudo ver a sus compañeros de clase, a su familia e incluso a su profesora. Todos se acordaron del gran día de Mauro y él pudo disfrutarlo, «aunque me dice que cuando podamos salir vamos a hacer la fiesta», reconoce Geles.

Son muchas las familias que están realizando un sobreesfuerzo en estos días de cuarentena para trabajar desde casa, ayudar a los más pequeños con las tareas del colegio y seguir manteniendo una vida normal.

Uno de estos casos es el de Beatriz Delgado, policía municipal de O Barco y madre de Anxo de 13 años y Emma de tres. «Lo están llevando muy bien. Se han adaptado», destaca señalando que, en muchos casos, son los padres quienes tienen más necesidad de salir.



A pesar de la buena adaptación, Beatriz reconoce que su hija paso por una fase de preguntas sobre qué ocurría; «Mamá, ¿hoy hay coronavirus?»  así como un par de noches de pesadillas relacionadas con el miedo y el desconocimiento. «Pero si los padres le transmitimos seguridad ellos se sienten seguros», advierte Beatriz.

Anxo y Emma, los hijos de Beatriz en casa trabajando

Respecto a su hijo preadolescente, asegura que está bien. «Ha entendido que hay que quedarse en casa. Ni siquiera quiere sacar la basura, no siente miedo pero tampoco la necesidad de salir», declara y añade que, si algo bueno tiene la situación es que los padres tienen mucho más tiempo para hablar y para jugar con sus hijos. «Mis hijos juegan juntos y lo están disfrutando mucho. También es cierto que antes, entre semana, Anxo no tenía móvil y ahora lo tiene siempre», y es que hay algunas concesiones que los padres han dado a los hijos.

En esta misma línea, se pronuncian Laura Alonso Oria y Ángel Luis Fernández, padres de dos niñas de dos años (Vega) y de tres meses (Abril). «Vega lo lleva bien. Está en una fase de jugar sola. Ha preguntado alguna vez por sus primos o sus abuelos pero siempre dice “cuando salgamos…». Laura reconoce que está preocupada para que la niña siempre esté muy entretenida, aunque para ella como madre, a veces, ha resultado agotador. «Si algo bueno ha tenido esto es que hay juguetes que no había usado y ahora ha jugado con todo».

Rutinas necesarias

Si en algo coinciden tanto padres como profesores es en la necesidad de establecer rutinas y que los más pequeños sepan qué día es y sigan conectados con el mundo. Así lo explica Patricia López madre de una niña de cuatro años en O Barco. «Ella está encantada porque está siempre con papá y mamá. Hay que ver esa parte positiva de que estamos más tiempo con ellos», explica y añade que intentan mantener unas rutinas aunque algo más relajadas pero si marcando las pautas del día a día.



Geles Pomar, madre de Mauro de cinco años y de Marta de dos, también destaca la importancia de mantener la rutina. «Yo me levantó antes que cuando iba a trabajar», explica porque mientras los niños duermen ella hace la comida. «Después hago de profesora y hacemos fichas, leemos…y estamos haciendo recetas que yo, la verdad, nunca había hecho», reconoce Geles quien también señala que disponer de un jardín, en estas condiciones, ha sido una ventaja.

«Ya estamos más adaptados porque tenemos una rutina marcada», destaca, por su parte, Laura Alonso Oria quien reconoce que la hora de levantarse es un poco más relajada que antes de la cuarentena. «Entre las 08.30 y las 10.00» y tras levantarse, desayunan y se visten. Posteriormente Vega juega un rato mientras sus padres hacen la comida y preparan las cosas de casa. «Después hacemos las actividades del cole» para a continuación comer, dormir la siesta y hacer otra actividad antes de aplaudir y bañarse. “Intentamos mantener rutinas porque sino, además, el día se hace muy largo. Tenemos el horario marcado”, subraya y reconoce que vivir en un piso, en tiempos de confinamiento, hay veces que se hace más difícil. «A veces hemos bajado al garaje para que eche unas carreras», incide.

Vega durante una de sus clases

Es el caso de Laura Iglesias, ella trabaja en el centro de salud de O Barco pero a su marido le ha afectado un ERTE. Ellos son los padres de Lucca de cinco años y Leo de siete.  «Mi marido hace los trabajos de clase por la mañana con ellos» señala y destaca que, al vivir en una casa, van alternando los pisos en los que realizar las actividades. «Parece una tontería pero al cambiar de ambiente ellos también cambian» apunta. Así por la mañana están en la cocina, por la tarde en la zona de habitaciones y, a última hora de la tarde, cuando están más nerviosos, bajan al garaje donde juegan al fútbol o hacen gymkanas.

Reconoce Laura que sus hijos se mueven mucho pero preguntan cuándo pueden salir de casa con la bicicleta. «El otro día les dije que era domingo y a la hora de comer el pequeño me preguntó porque no habíamos ido a tomar el vermuth», señala recordando las rutinas normales, «aunque le hemos explicado porque no se puede salir, pero me pregunta cuándo se va el coronavirus».

Escuelas

Aunque los centros educativos y los profesores están realizando un trabajo de conexión con los alumnos a través de medios digitales, los padres también trabajan en que los más pequeños continúen con sus lecciones y actividades lectivas. Beatriz Delgado asegura no sentirse preocupada por su hijo de 13 años porque siempre ha sido un buen estudiante. «El temario se lo van dando y lo vamos trabajando y las asignaturas mas duras, a través de tutorías con el profesor las van haciendo pero reconozco que mi hijo, académicamente no tiene problemas pero que no todos los casos son iguales», detalla aunque también advierte de que los padres se están implicando mucho más en la educación.

Laura y Ángel Luis han recibido actividades de la escuela infantil para continuar manteniendo una rutina similar. «Hacemos la asamblea igual que ellos. En ese momento se canta la canción de buenos días, vemos quien está en clase, qué día hace, qué mes es…para situarse en el día y después realizan la actividad que toque en el día: una jornada es de gimnasia, otra de colores, también hay actividades de psicomotricidad fina mientras que por la tarde es más de plastilina o más manipulativa», destaca.

Leo, el hijo mayor de Patricia en Rubiá, aunque mantiene su actividad lectiva les ha pedido a sus padres volver al colegio. «Me decía que quería ver a sus amigos. Ellos también necesitan sociabilizar y relacionarse», detalla.

¿Teletrabajo o desde

casa?

La nueva situación de alerta ha dividido a los padres en tres grupos: los que teletrabajan, los que no trabajan y los que tienen que salir fuera. Este último es el caso de Beatriz, policía y su marido que forma parte de Protección Civil. «Tomamos muchas precauciones. Emma sabe que ya no me puede dar un abrazo cuando llego a casa. Espera a que me quite el uniforme y me duche», destaca. Además reconoce que como policía desinfectan el vehículo y la oficina al principio y al final de cada turno. “Sinceramente, intento no tocar nada. Pero intentamos mantener un máximo posible de seguridad”, alerta.

Este es el mismo caso de Laura Iglesias que, por su trabajo en el Centro de Salud, lleva una ropa distinta durante la jornada laboral. «Pero la cazadora, por ejemplo, la dejo en el garaje» apunta mientras reitera la importancia de la higiene de manos, «y en el trabajo llevo el pelo recogido».

Ángel Luis durante las mañanas en el "cole en casa" mientras que por las tardes teletrabaja

El teletrabajo es el caso de Ángel Luis mientras que Laura Alonso está de baja por maternidad. «Trabajaba en el salón desde las 14.00 hasta las 22.00 horas, que es mi horario. He decidido cambiarme a una habitación porque recibo llamadas hasta muy tarde y es el momento más relajado de las niñas», explica. Reconoce que la concentración no es igual que cuando trabaja en la oficina ya que «una oreja» siempre está puesta en lo que están haciendo las pequeñas. «Es verdad que cuando oigo que Laura necesita ayuda, me ausento dos o tres minutos, atiendo a una de las niñas y cuando se calman vuelvo al trabajo», reconoce.

Redes sociales

Sin duda las videollamadas se han convertido en las grandes estrellas del confinamiento. Mauro pudo ver a sus amigos y a su familia en su cumpleaños gracias a las videollamadas pero Geles reconoce que, aunque con una Tablet con dibujos sus hijos están entretenidos no puede ser la solución. «Algunos días les digo que no tienen batería porque sino, no hacen otra cosa», apunta.

Son también muchos los pequeños que no sienten esa necesidad. «Me dice que hablo mucho por teléfono», reconoce Patricia en referencia a su hija. Mientras que Laura Iglesias destaca que sus hijos hablan por videollamada con sus primos, «pero me preguntan si los abuelos no le van a dar un besito».

Diferentes formas de ver un confinamiento, una adaptación a la situación desde la perspectiva más familiar.

«El cumple lo celebró en el teléfono»